Días
Sí, se puede decir que estoy mejor, algo mejor, pero el dolor de la falta no se va y no parece querer irse. Cada rincón de Buenos Aires, incluso aquellos en los cuales nunca estuve con ella, me hacen traer su imagen, su recuerdo y su calor. Cada rincón de mi casa grita su nombre, todo de alguna manera termina llevándome a ella. Cada rincón de mi cuerpo me hace acordar ella, tocarme el pelo me traslada a sus rodillas y a su mano que acaricia lentamente mi cabeza y mientras yo duermo y sueño. Si pudiera tener un instante más a su lado lo usaría para abrazarla y conjurar al presente para congelarlo y que la eternidad sea así: una caricia suave.
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