martes, junio 21, 2005

Herencias (genéticas)

Hace más de un mes, en el velatorio de la Oma, conversé con el tío Bebe (uno de los hermanos de la abuela Beba) sobre el abuelo Oscar, fallecido hace siete años. Me habló maravillas de él (“el gordo”) y yo lo escuchaba sonriente. Si bien yo tenía quince años cuando el abuelo murió y tengo muchos recuerdos suyos, no recordaba algunos detalles.

El tío Bebe me comentó que tenía dos videos para prestarme en los cuales aparecía el abuelo. El domingo a la noche puse uno y le pregunté a papá si quería verlo conmigo. Lo vimos en mi cuarto hasta que yo me dormí y papá apagó las luces y la tele como cuando yo era chico y me dormía con todo prendido.

La parte más larga del video es un asado en la casa del abuelo. También están la tía Blanca, la tía Chocha, la abuela Beba y la tía Chiquita. El abuelo prepara el asado, lee el diario, muestra los rincones de la casa y va relatándolos. El tío Bebe tiene la camara y también comenta. El es el que más habla. Hacen chistes. Después, almuerzan, comen el postre, meriendan, hablan de sexo. Después, lavan los platos y se despiden de la cámara. Después, el tío Bebe llega a su casa y ahora aparece en pantalla y saluda a su hija (el video estaba hecho para mandárselo a su hija que vive en E.E.U.U.) y filma un poco de su casa. Tiene un gato que se llama Felipe y es hermoso en su cara de felino travieso. La escena final es fantástica. El tío Bebe y la tía Blanca brindan para la cámara en la navidad del año 1996 y comen el pan dulce que él preparo. Dicen que está más rico que el del año pasado y se disculpan por no prender la vela que se ve en primer plano (está el ventilador prendido y se apagaría).

A los pocos segundos la cinta se acaba: primero unas rayas grises y después, el irremediable negro.