Sábado, la noche
El sábado estuve todo el día tirado sin hacer nada. Me levanté temprano, miré una película que ni vale la pena mencionar, dormí una siesta de cuatro horas, miré el techo, estuve por empezar a hacer el cuadernillo de inglés a distancia (obviamente nunca lo empecé) y a la noche me llamaron los pibes para salir, pero iban a ir a bailar y no estaba con ánimos para ir un boliche. Así que me quedé en casa. El recuerdo más fuerte del sábado es que tomé mucho té y que prendí un sahumerio de coco. Ah, y vi la final del año pasado de Roland Garros que la repitieron por Espn. Todavía no entiendo como Coria perdió.
El domingo amanecí nuevamente temprano, juré hacer el cuadernillo, ordené un poco la pieza, me senté en el escritorio y llamé a Pacho. Le propuse de ir a jugar al paddle. Aceptó, armé mi mochila (con el cuadernillo adentro, para la tarde) y jugamos una hora. Almorcé en su casa, fueron todos para allá a ver el partido de fútbol, charlamos, reservamos cancha y jugamos al fútbol dos horas, acompañé a Chongo a llevar a Bube a General Paz y San Martín, llegué a casa cerca de las diez, desarmé la mochila y puse para lavar la ropa transpirada y el cuadernillo de inglés me miró con cara de olvido. A las doce me dormí.
El domingo amanecí nuevamente temprano, juré hacer el cuadernillo, ordené un poco la pieza, me senté en el escritorio y llamé a Pacho. Le propuse de ir a jugar al paddle. Aceptó, armé mi mochila (con el cuadernillo adentro, para la tarde) y jugamos una hora. Almorcé en su casa, fueron todos para allá a ver el partido de fútbol, charlamos, reservamos cancha y jugamos al fútbol dos horas, acompañé a Chongo a llevar a Bube a General Paz y San Martín, llegué a casa cerca de las diez, desarmé la mochila y puse para lavar la ropa transpirada y el cuadernillo de inglés me miró con cara de olvido. A las doce me dormí.
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