domingo, abril 03, 2005

Sábado, la noche

A la tarde, después de hablar con N (que me aclaró que no quería saber nada conmigo por ahora), me di cuenta por primera vez, de que ella me había dejado, que la relación había terminado. O sea, mi estado de ánimo estaba por el piso. Lloré (con ella del otro lado del tubo y unos minutos más sólo en mi cama) como lloran los hombres (desconsoladamente como un niño, sin falsas afecciones) y después de un ratito me puse la máscara (que tampoco hace magia) que me ayudaría a pasar la noche.

A las once de la noche nos juntamos en lo de Benji. La idea era comer un asado y después salir. Cuando llegué ya estaban casi todos y además, estaban las amigas de la hermana de Benji, con lo cual el quincho albergaba a veinte personas aproximadamente.
Como a las dos de la mañana, fuimos para una fiesta (nunca supe de quién ni por qué) y pasamos un rato en esa casa desconocida en San Isidro. La verdad es que el vino me subió el ánimo y me divertí mucho.
Ya a las seis regresamos y después de dar muchas vueltas y retomar el camino correcto, Germán me dejó en casa sano y salvo. Laucha se quedó a dormir.