Herencias (genéticas)
A la izquierda, N y yo
Hoy durante el almuerzo hablamos de las fotos que me trajo ayer la abuela Beba. Comenté que era fácil recolectar datos hasta llegar a mis bisabuelos, pero que cuando quería ir más para atrás, la búsqueda se complejizaba, porque las abuelas no recuerdan demasiado. Entonces, mamá se acordó que tenía guardada una foto de mi tatarabuela en algún lado. Al rato vino con un montón de fotos. La foto de mi tatarabuela era impactante: databa del año 1880 aproximadamente y ella vestía una túnica negra que le cubría el pelo. La calidad de la digitalización es mala, porque el original estaba roto en tres pedazos y mamá tuvo que pegarlos.
Pero la foto que me dejó mudo y contrajo mi cara en una mueca atroz, fue ésta en la que estoy al lado de N (los dos a la izquierda) en el jardín de infantes. El revoltijo de historias que estoy relevando, des-cubrió una parte de mi pasado que no registraba y que no puede ser casualidad: en la foto hay por lo menos veinte niños y nosotros estamos uno al lado del otro, como siguiendo una línea que no veíamos, pero que teníamos que perseguir irracionalmente, que debíamos respetar para que el futuro sea la continuación de esa línea invisible que alguien trazó para nosotros, como si el presente fuese la suma de todos los pequeños momentos que no vemos, de todas las frases que lanzamos sin pensar, de todas las acciones que ejecutamos y más tarde nos preguntamos porqué, y nos vemos al tiempo dibujando en la historia infinitos bucles que van a terminar siguiendo ese trazo que nos tocó seguir.
La foto terminó con mi intento de estar bien, de creerme que tal vez las líneas están mal dibujadas y yo deba dibujar su reemplazo.
Pero la foto que me dejó mudo y contrajo mi cara en una mueca atroz, fue ésta en la que estoy al lado de N (los dos a la izquierda) en el jardín de infantes. El revoltijo de historias que estoy relevando, des-cubrió una parte de mi pasado que no registraba y que no puede ser casualidad: en la foto hay por lo menos veinte niños y nosotros estamos uno al lado del otro, como siguiendo una línea que no veíamos, pero que teníamos que perseguir irracionalmente, que debíamos respetar para que el futuro sea la continuación de esa línea invisible que alguien trazó para nosotros, como si el presente fuese la suma de todos los pequeños momentos que no vemos, de todas las frases que lanzamos sin pensar, de todas las acciones que ejecutamos y más tarde nos preguntamos porqué, y nos vemos al tiempo dibujando en la historia infinitos bucles que van a terminar siguiendo ese trazo que nos tocó seguir.
La foto terminó con mi intento de estar bien, de creerme que tal vez las líneas están mal dibujadas y yo deba dibujar su reemplazo.
1 Comments:
Me impactó muchísimo lo que escribiste. Martu, sos terrible! Me re movilizás con lo que escribís... y me recordás todas las veces que yo pensé lo mismo que vos plasmaste en el papel y ahora acá, en tu blog.
Muchas cosas y pensamiento en común...
Besos
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