jueves, mayo 12, 2005

Días

Creo que ayer batí un record: lloré en varios lugares distintos de Buenos Aires. A las tres de la tarde llamé a N desde un teléfono público en la calle Florida de microcentro, lloré. A la hora la llamé de vuelta, pero no estaba. En cambio, estaban su hermana y Laucha. Hablé con ellos, lloré, esta vez desde un locutorio enfrente de la Casa Rosada. Más tarde llamé a N a su celular desde un locutorio que queda enfrente de la facultad, en Caballito, lloré. Desde el mismo locutorio hablé con Pacho y con Nacho, una hora y media en total, no lloré. Por suerte no fui a clases porque sino sumaba otro lugar. Después llamé a N desde casa, en Chilavert, lloré, lloré y lloré. Más tarde llamé de vuelta a lo de N desde casa, pero para hablar con Laucha. Lloré más.

No lo digan, ya lo sé:un poco de orgullo y amor propio. Ya vendrán.