sábado, abril 16, 2005

Policiales

Camila, Ezequiel, Darío, Maximiliano
por Sandra Russo


Esa manera extraña en la que obran las personas en algún momento debería ser desentrañada, sin embargo. Esa manera extraña en la que obran las personas y a la que se refería el comisario Ramos no calaba en un interrogante existencial ni ahondaba en los vericuetos de la naturaleza humana. Era un tremendo eufemismo utilizado por un jefe policial para desembarazarse institucionalmente del horror que habían desatado el viernes 1º de abril, en una esquina de Lugano, los policías Adrián Bustos, Miguel Angel Cisneros y Mariano Almirón, de la comisaría 52ª. Después de tomarse ocho botellas de cerveza en un quiosco, los policías, según reconstruyeron los testigos para los que ahora se pide protección especial (y con toda razón, en virtud de la manera extraña en la que obran y pueden seguir obrando las personas), presionaban a un grupo de adolescentes del barrio para que fueran a comprarles cocaína.

(continúa)