Artificios
…Escribo desde acá, desde la incertidumbre de no saber que me pasa, desde el pozo profundo que me encierra debajo de la tierra y casi no me deja ver la luz que, seguramente, sigue rebotando contra los objetos y las personas, que seguramente sigue regalando mañanas y preludiando atardeceres anaranjados.
La sensación, es tal vez, más de vacío que de incertidumbre, hondo malestar espeso que se retuerce por el cuerpo, por cada rincón, y que no encuentra salida por la cual alejarse de mi. Está atrapado por la infinitud de esta etapa, porque las etapas, los momentos, por más que ocupen una porción determinada de tiempo, en su exacto transcurso son infinitos, son eternos. Esa mirada que temporalmente duró diez segundos, en la mente se desdobla, se multiplica, se expande en el espacio atemporal de la imaginación; esa mirada deja de ser mirada casi al mismo tiempo que nace y se convierte en otras formas de contacto; esa mirada que se escapa del juego del espejo y que recorre calles y países y mundos y constelaciones.
Escribir, desde acá, desde el subsuelo, es complicado. La comunicación con la superficie se hace porosa y la recepción de los mensajes es casi imposible. Se reciben arabescos deformes sin significado y el pozo se hace cada vez más profundo, un largo y terrorífico sueño en una noche lluviosa que despierta a cada rato y que suda las sábanas como agua que cae del manantial de la eternidad...
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