jueves, mayo 19, 2005

El Bocha en acción

FRANCISCO BOCHATON volvió a las canchas con un show libre y descontracturado en La Revuelta. Adelantos del inminente “Paliza”, viejos temas gorriones y hasta un versión bizarra de la paranoica “Sigue Girando” fueron algunas notas destacadas de la noche. Por qué el compositor originado en La Plata hoy es... otro.


¿Se acuerdan cuando ir a ver a FRANCISCO BOCHATON se parecía a la lotería de levantarse temprano por un partido de GASTON GAUDIO? Era fija: te podía tocar un recital en llamas como el Roland Garros del año pasado o una presentación decepcionante como aquella semifinal contra el español FERRERO por la Davis del 2003.
Pero tal como lo anticipó EL ACOPLE hace algo más de un año atrás (http://www.elacople.com/noticias.php?search=1804), BOCHATON es otro. Con la guitarra al cuello en vez del bajo, con una banda de apoyo que sin dudas lo hace “sentir bien”, y con un puñado de temas nuevas que recuperan la rapidez electrizante de PELIGROSOS GORRIONES (esa sucesión veloz de acordes tan imposibles y personales que iluminaron buena parte de los '90), EL BOCHA parece haber encontrado la forma de cuidar su talento sensible sin perder espontaneidad.

El jueves, La Revuelta tenía su onda: estilo colonial de paredes rugosas y ladrillos a la vista, y variedad de tapas españolas en el menú. Y es que para un artista que nunca cayó en la tentación de hacer lo estéticamente correcto o incorrecto (¿o alguna vez escucharon un DJ remix de sus temas?) sonar en bares así de exquisitos es tan natural como presentarse en sucuchos de La Plata o improvisar guitarreadas en casas de ocasionales fans. No hay fronteras tontas en el mundo BOCHATON.

El grupo que lo acompañaba era de lujo: un experimental FERNANDO KABUSACKI en la guitarra y un ex CHARLY GARCIA, FERNANDO SAMALEA, en la batería. También, por momentos, MARIA EVA ALBISTUR -cantautora pop en ascenso- en guitarra y coros.

Era curioso ver a esa banda indudablemente virtuosa plegarse a ritmo rocker de BOCHATON y a sus juegos músicales. Por ejemplo cuando estiraba o aceleraba el fragmento de una canción de acuerdo a los arranques anímicos del momento. O como cuando entre tema y tema afinaba la guitarra con los acordes de “Sigue Girando” y ahí nomás fraseaba con voz ruda y stone: “Me gusta mucho... como es...”.

La gente aplaudía, KABUSACKI y SAMALEA sonreían, todos se sumaban al homenaje hasta que, promediando el recital, y con la arenga de los presentes sobre las mesas, terminaron por concretar una festejadísima versión de ese hit inapelable de los RATONES PARANOICOS.

¿Y el repertorio?

Como piña. Primero, una banda que intercala novedades del inminente “Paliza” con otros ya clásicos para los seguidores de ley como “Feliz Cumpleaños”, la alegría bucólica de “Libera” o el romance sin tapujos de “22.33”. Y luego, el descanso: luces que bajan, y un artista que queda solo con su voz y su guitarra.

Si a mediados de los noventa el malogrado sello Indice Virgen había imaginado un mundo low fi (canciones íntimas grabadas en condiciones precarias) en la Argentina (con músicos que registraran en sus portaestudios y de manera artesanal los caprichos más auténticos y los miedos menos románticos del día a día), el intervalo acústico en La Revuelta fue la oportunidad de ver por qué con discos como “Cazuela”, BOCHATON brilló como pocos durante aquellos años.

Ahí estuvo la melancolía agradecida de “Cosas Viejas” (“los momentos del día a veces son malos/ y quiero revertir todo esto en todo instante/ vos me haces sentir bien/ hoy me hiciste sentir bien”), y ahí también ese canto frágil y sinuoso que en “Luces” se confiesa “acostumbrado a morir”.

La bastante posterior (en la discografía y en el show) “Pastillas Celestes” fue, tal vez, su momento más radicalizado en ese camino. Casi sin melodía y a pura desolación, FRANCISCO volvió a cantar: “La tormenta que imagino es gris/ y se lleva todo/ pasa por la puerta y te arrastra vos/ Me perturbó esta canción/ Hace dos horas que estoy llorando/ Voy a llamar”.

A una verdura

Después, con FRANCISCO al bajo, y con la banda otra vez a pleno, fue el turno de la sucesión electrizante de la noche: la épica pop de “Pinamar”, el estallido guitarrero de “Mundo de acción”, la ensoñación a dos voces de “Desayuno” y la telaraña de bajos de “El Gorila”. Los que aún duden de las bondades emotivas del compositor de La Plata, urgente un compilado de estos temas.

Mención especial para “Hojas de Alcaucil”. Una base rítmica súper bailable para la voz que canta, insistente y convencida, que “no hay/ porvenir sin vos”. Como alguien dijo alguna vez, el mejor tema del rock nacional dedicado a una verdura.

El final vino con algunos obsequios: el inédito “Nazareno Muerto”, siempre agradecida por los fans, y dos hitos gorriones: “Siempre Acampa” (a esa hora SANCAMALEON hacía lo propio en La Trastienda) y “Por tres monedas”, himno de la tristeza segundos antes reclamado a viva voz por todo el estadio.

Y es que no importan la falta de difusión, los discos atrasados por debacles económicas o ese libre albedrío con el que a veces le gusta autoboicotearse: FRANCISCO BOCHATON se las arregla siempre para renacer de la mano de esos temas extrañamente pegadizos y vibrantes, y hacernos la vida menos gris a todos los que lo queremos.

Juan Manuel Strassburger