viernes, septiembre 01, 2006

El fútbol y yo

El fútbol está repleto de figuras: el hincha, el simpatizante, el barrabrava, el plateísta, el fanático, etc. De todas las posibles, yo soy la peor: el vendido. Cuando era chico copiaba a mi hermano Hernán (mayor que yo, pero menor que Javier) y por él me hice de Boca. Si bien no era muy futbolero, miraba algunos partidos y festejaba las victorias. El recuerdo más fuerte que tengo es el campeonato que logramos en 1991, tras empatar 1 a 1 con San Martín de Tucumán, con gol de Benetti o algo así. Siempre se dijo que el partido estuvo arreglado, porque cuando el equipo tucumano abrió el marcador, el jugador que metió el gol se agarró la cabeza por un segundo, gesticulando una desgracia, hasta que se dio cuenta y lo gritó.

A los 12 años mi abuelo me transformó -esa edad en la que deciden por uno, y asentimos sin objetar, como si fuera natural que nos manejen el destino- en hincha de Independiente. Ibamos con Javier (el siempre fue del rojo) a la cancha, y después la abuela nos esperaba con esa tarta de atún que nos gustaba tanto. Así conocimos la cancha de Independiente, la de Platense, la de River, la de Vélez, la de Lanús, la de Ferro, y alguna otra que no recuerdo. La alegría máxima fue en el año 94, cuando la goleada frente a Huracán selló el campeonato para el equipo de Brindisi. Ese mismo año fue la última vez que fuimos juntos a la cancha. En el partido con Lanús, un barrabrava empujó a mi abuelo -arengándolo para que cante- y se golpeó contra la tribuna de madera. Se lastimó un poco la espalda, pero lo peor fue el susto.

Después le perdí el gusto al fútbol por unos años.

Hace más o menos 4 años, tomé la decisión: me volví a hacer hincha de Boca. Y esto no tiene que ver con los éxitos recientes. Mirando partidos recobré la pasión dormida, el regocijo por los goles xeneises, me volví a acercar a ese encanto que tienen los colores.

El problema es que todo el mundo piensa que soy de Independiente. Algunos de mis amigos ya me descubrieron. Si bien me señalan por ser un vendido, lo aceptan. Pero en el trabajo, por ejemplo, jamás dije que soy de Boca. Cuando me preguntan de qué cuadro soy, contesto que de Independiente, porque muchos ya saben, y por dentro no lo tolero. Tengo alma bostera, soy antigallina. Pero prefiero mantener la máscara, a ser señalado como la peor de las figuras que pueda haber en el fútbol. Aunque lo sea.

Pero cuando un desconocido me pregunta de qué cuadro soy, contesto con orgullo: "de Boca".

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tenés razón, sos un vendido. Y encima sos un muy mal hincha de bosta porque decís, con cierta gente, que sos de Independiente!
Terrible!
Aguante el gallinero!

12:19 a. m.  

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