sábado, septiembre 09, 2006

próceres

La gente está triste.
Se nota en sus caras hoscas;
en los insultos disparados al aire;
en los ojos coloreados de tiza marrón,
con un fondo de rojo quirúrgico;
en los hombros que se chocan;
en el chicle que tiran al suelo
para que se pegue en la zapatilla;
en la forma de los pasos;
en la huella de las veredas sucias;
en los arabescos dibujados en las paredes;
en las puertas de los baños públicos;
en las estaciones de tren,
terminales del olvido en movimiento;
en el estado de los billetes,
cartas intercambiables sin destinatario; 
en el óxido de los monedas;
en la mierda de los perros;
en los ladridos de los perros;
en los paseadores de perros;
en los monumentos de los próceres
pintados con aerosol:
San Martín puto,
Sarmiento la concha de tu madre,
Belgrano chupapijas.

1 Comments:

Blogger Martina Lopez Brazzola said...

Casi lloro cuando lo leí y si no lloré fue porque, claro, el tema es la revelación, y como era progresiva, me faltaron unos versos de longitud para llorar. Pero qué revelador, Martín... ¡claaaro! Claro, la gente está triste, y se les nota en las huellas. Las huellas, las huellas de verdad, no mienten.
(¡Son ruinas más que huellas, vos!)
Qué bueno, fuaá.

12:04 a. m.  

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