viernes, julio 01, 2005

Poemas

Mordiscos

¿Quién quiere tus besos de mordisco
y tus caricias de rasguño
y tu mirada inyectada en sangre
y tus oportunos labios de sal?
Vete con tus inertes placeres
que conducen al éxtasis
y luego a las profundidades de la melancolía.
No preciso el oro para hundirme.
Me puedo hundir sólo.
Puedo arrastrarme por el suelo en soledad.
Soy capaz de llorar sin recordarte.
¿O acaso creías que me poseías?
¿Acaso crees que te extraño?
No es a ti a quien añoro.
Es a mi cuerpo cubierto de sangre
y poblado de las marcas de tus garras.
Despertar entre la hiel y el hedor
y no distinguir la vigilia del sueño.
Poseer en mis dedos esa fuerza
que pretendía ahorcarte
hasta verte tendida en la cama,
sin pronunciar palabra alguna,
tan mansa y calma como
la tarde del último beso.