lunes, abril 04, 2005

El grito del silencio

Antes de ayer
sangraban las sombras de las manos.
Espinas, agujas y marfil.
Se revolcaban de dolor las livianas ausencias de razón
y devenían llanto seco de locura: muda.

El grito que no sale, implosiona.
El grito que no sale, perfora.

Antes de ayer
sacudían racimos de olas espumosas
árboles sin raiz ni copa ni hojas ni sombras.
Se acercaba el lento remolino inquietante
y cubría de caldo de barro los rostros: pálidos.

El grito que no es, se consume.
El grito que no grita, estalla.

Antes de ayer
recuperaba el tiempo la arena perdida
y la reunía en baldes de oro infranqueables.
Se amontanaba la memoria en pilas de nada
y regalaba vapor de ideas: espesas.

El grito del silencio no se escucha.
El grito en la garganta duerme.

Antes de ayer
generaban los garabatos de este mundo
lagunas de sentido de agua dulce dispersa.
Se limpiaba el vampiro la boca ensangrentada
y su manga quedaba cubierto de oro: rojizo.

El grito que suena se pierde en el aire.
El grito que suena ya no es.

Antes de ayer es hoy.
Siempre.