jueves, diciembre 22, 2005

anoche

nunca había visto a Jaime sin Tierra en vivo. Lo disfruté y escuché temas que hace mucho no escuchaba. El lugar, el cubo cultural, en abasto, tiene un muy buen sonido. Después, comí una focaccia de pollo en mc´d y caminé un buen rato por corrientes, sin rumbo, mientras dejaba que la noche se cerrara cada vez más, hasta que me subí a un taxi y fui a lo de mis abuelos, que se fueron dos semanas de vacaciones y me dejaron las llaves del departamento. Nunca había dormido ahí solo. Fue la primera experiencia de algo parecido a vivir solo. No sé si me gustó mucho: llegar y matar a la oscuridad prendiendo todas las luces, caminar y escuchar los propios pasos, abrir la heladera y pensar que las cervezas son para compartir, no para tomar solo, buscar una voz en el silencio sin encontrarla, acostarme y saber que ni una mascota va a interrumpir mi sueño, que dormir será como estar muerto, despertarme y no saludar a nadie, no recibir ninguna caricia. Pero igual estuvo bien la experiencia y cuando me fui y todo había salido bien me sentí conforme.