lunes, noviembre 28, 2005

sábado, la noche

el plan era ir a cenar y dormirme temprano para salir a correr el domingo a la mañana, en plan de entrenamiento para la maratón de 21km. que tengo el domingo que viene en mar de las pampas. Cenamos en san martín y el río. A las doce pacho se fue a estudiar y yo decidí quedarme con laucha, pablo y el tanque. Los otros comensales de la mesa eran N y sus amigas, que de casualidad pasaron por ahí y las invitamos. Todo bien. Como a las dos de la mañana empezamos a recorrer belgrano sin rumbo en auto. No sé qué le dijimos a un grupo de chicas que pasaba caminando: nos invitaron a una fiesta por ahí cerca. Buscar la altura, estacionar, entrar, etc. una fiesta de jóvenes que recién terminan el secundario. Nuestra barba nos delataba. Tomar algo ahí, observar asombrados la energía exultante de las damiselas de menos de veinte, y salir del lugar con la invitación del mencionado grupo de chicas de ir a El diablillo. Llegar al boliche, entrar, tomar, bailar, mirar, charlar, etc., hasta el cierre con la luz del sol quemándonos, como si fuéramos vampiros. Caminar por lacroze, seguir por cabildo, comer algo en mc, desansar cabildo, detenermos en una esquina, subir a un taxi, llegar a casa, y acostarme a la hora en la que tendría que haberme levantando para ir a correr.