miércoles, septiembre 26, 2007

VERANO (fragmento, en construcción)














XII

En el living de casa están viendo la tele,
se escucha, acá, desde el pilarcito,
son unos pasos nomás que nos separan.
Debe ser que mamá se olvidó
de que estoy afuera, porque sino
ya me hubiera venido a buscar,
me hubiera dicho que comparta la mesa,
que por lo menos esté presente.

Por lo que escucho
están viendo V, invasión extraterrestre,
esa serie en la que nacen bebés
con lengua de lagartija
y hay platos voladores.
Pero no se escucha ninguna voz,
capaz que se durmieron.
Cuando nos enteramos de que mamá
había tenido a Vero
estábamos en el living viendo V
y siempre hicimos el chiste
de que capaz nacía una lagartija
en vez de una hermana.

Lo que se escucha sin interrupción
son los sonidos del verano
-verano de los cuerpos-
los sonidos de una noche en verano
acá, pero en otro lado, acá
y en todos lados a la vez:
un grillo que compite consigo mismo
cada vez que lanza otro chirrido para superarse,
ladridos de perros lejanos haciendo eco,
gatas en celo muriendo en un grito ahogado y estridente,
alguna bocina en la avenida,
el ultimo tren que frena en Suárez y retumba hasta acá,
y la luna que no dice nada pero que hace ruido igual.

Parece que estos sonidos van a durar por siempre,
que no son de esta noche,
sino de todas las noches, y de los días,
de las tardes, de las mañanas despejadas,
y de las madrugadas de los cuerpos.

No se me ocurre
que mañana cuando me levante
pueda haber un silencio de pájaros negros.

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