miércoles, marzo 08, 2006

el pan y el vino

si tuviera 10 años diría que le comieron la lengua los ratones o los dedos las termitas, pero no. todo siempre es más complejo, pero tampoco tanto. Sino pregúntenle a einstein. O a da vinci. Los caracoles nacen adentro de sus caparazones, la cuestión es salir. Salir afuera y después lo que sea. Bailar, cantar, abrazar, saltar. La mancha de baba sale rápido. Te calzás unos jeans de moda y salís de levante. La camisa leñadora a cuadros todavía resiste los embistes de la moda. Pero los zapatos de gamuza no. el último fue elvis y por eso se puso a cantar estás solitaria esta noche. Y que lo amen dulcemente. Después de todo, todos queremos amor, aunque sea unos mimos, y claro, sexo. Pero esa es otra historia porque no todo puede ir dentro de la misma bolsa. Las naranjas por acá, las mandarinas por allá. Aunque sean parecidas no son iguales. O nunca te las confundiste? Seguro que sí. Seguro que sí. Para eso está el verdulero. No toqués la mercadería varón te dice y vos te quedás como un boludo con la naranja en la mano y le sacudís el polvo y la dejás sanita de vuelta en el cajón de verduras. Esos de madera que después sirven para prender el asado. Todo se relaciona. La madera, el fuego, el carbón, la carne y el pecado. Los que los regulan son los curas y a ellos quién los regula? Una imagen clavada en la pared? Un cuadro pintado al oleo? Un espíritu? Una fuerza? Que sé yo. Las cosas que me interesan son más simples, se comen y se toman. Como el cuerpo y la sangre, como el pan y el vino.