domingo, noviembre 05, 2006

jugar








martincito, el niño,

el que reclama sus horas de ocio y juego,

se queja porque el otro, martín, el adulto,

tiene que ir a estudiar.

Entonces, martincito patalea y llora

y se gana unas horas de juego,

porque lo único que importa

es el acto inconsciente de entretenerse,

de inventar mundos con la risa.

Porque inventar un mundo,

es jugar a inventar un mundo.