viernes, enero 27, 2006

jueves, la noche

me encontré con laucha a la hora convenida. desandamos congreso de tucumán hasta crámer y nos subimos de un salto al 151. tomar colectivos en capital es toda una aventura: hay tantos que saber cual tomar en cada ocasión es un conocimiento preciado. Como laucha es de belgrano, supo sin problemas cual era el colectivo que nos llevaría a belleza y felicidad, donde tocaba pablo dacal y manuloop. Nuestra charla es siempre fluida, tenemos una conexión especial que nos permite ir y venir por los temas como por calles que se conectan al final de la calzada. Entonces, del tema A pasamos al B sin preámbulos y llegamos al C, y volvemos al A y saltamos al Z, salteándonos todos los otros que van a ir llegando solos, sin apuro. El viaje fue rápido, seguramente porque en enero buenos aires está sin tanta gente y los caminos son más benévolos. Bajamos del colectivo y caminamos hasta el lugar, que no conocíamos. Miramos para las cuatro esquinas y lo vimos: belleza y felicidad es, visto desde lejos, como una peluquería vieja, como esos locales con vidrios grandes que permiten ver el interior.

(veo que me estoy extendiendo mucho, y no tengo tiempo acá para seguir con el relato en este tono. Cambio por uno más rústico y directo y menos descriptivo)

hacía calor. Una cerveza vendría perfecto, combinamos. Caminamos unas cuadras buscando un lugar donde hacerlo y como si estuviéramos caminando en una cinta de moebius, volvimos al mismo lugar, enfrente de belleza y felicidad, donde hay una pizzería con mesas afuera. El barrio nos pareció exótico: muchos locales con ínfulas artisticas, muchos kioscos, un local de productos apícolas y la gente con un estilo especial. Como pasamos por varias verdulerías me tenté y compré lo que sería la cena: rúcula y tomates cherry. Laucha dijo: “qué compra rara, antes de ir a un recital comprando verduras. Sos medio raro vos. Mirá si te levantás una mina y te revisa la mochila y te ve la rúcula. Va a pensar que estás medio loco.”

(puta, hoy tengo ganas de narrar, no logro el tono más seco. A ver ahora.)

tomamos dos cervezas. Warsteiner y heineken. la gente comenzó a llegar. Con laucha jugamos a adivinar si las personas que pasaban por la esquina irían a ver el recital o no. Adiviné en todas: gané por goleada. El secreto era mirar la vestimenta y el estilo. Finalmente entramos. Había 4 habitaciones. La primera era el living de entrada, donde hicieron el recital. La segunda era como un pequeño pasillo que tenía un sus paredes cuadros colgados. Eran figuras de mujeres extrañas, algunas sin cabeza o con objetos que hacían de cabeza. Todas tenían una frase, por ejemplo, soy linda y simpatica, decía una mujer con un vestido colonial y con cabeza de maceta. El tercer cuarto era una especie de sala administrativa en la cual no entramos. La cuarta habitación, la más interesante, era una pequeña librería que tenía todos los títulos de las editoriales más independientes de buenos aires. Libros pequeños, ediciones raras, ediciones en fotocopia, etc. en una cajita había como diez libros que eran los más actuales, “lo que se lee ahora”, le dije a laucha y me dijo “¿cómo sabes?”. Después agarró un libro y leyó “pornosonetos”, “ah, de ramón paz”, le dije. Y así con otras cosas, con otros detalles que yo conocía y él se extrañaba.

(resumiendo, martín, resumiendo)

entonces empezó el recital, íntimo, con dacal en la guitarra y en la voz y manuloop en el violoncello. Hicieron música de salón, versiones, traducciones. La verdad que muy bueno. había como 50 personas, mucha gente para este tipo de eventos. Tocaron una versión del reino del revés y por primera vez le presté atención a la letra: es surrealista. Con laucha nos sorprendimos. Durante el recital tomamos tres cervezas más y cuando terminó nos quedamos dando unos rodeos por el lugar hasta que nos fuimos. Cuando fui a comprar más cerveza a la habitación cuatro, la chica que atendía, tras mi pedido de cerveza, me dijo: “tengo, pero no sé si te interesa a la temperatura en la que está”. La formulación de la frase me dejó medio perdido, pero le contesté que me interesaría fijarme si la temperatura me interesaba. No estaba muy fría, pero igual me interesé. Justo llegó otra chica que tuvo el mismo diálogo y le pregunté si le interesaba probar de la mía para saber si le interesaría comprar una. La probó y me dijo que no le interesaba. Con el lavarropas que me gané en la fiesta del trabajo y que convertí en ipod, grabé el recital. El sonido no es genial, pero se deja escuchar. Al que le interese, que lo pida.

(dale, el último párrafo)

para la vuelta el 19 fue el colectivo elegido, que nos dejó en el parque saavedra, a 5 cuadras de lo de mi abuela. lo atravesamos por el medio y llegamos. Mi abuela seguía despierta, a pesar de ya ser medianoche. El abuelo ya dormía. Saqué de la mochila las verduras, la abuela se encargó de cortarlas mientras yo las limpiaba y cenamos. Laucha se maravilló con el sabor de la rúcula. Nunca la había probado. Después, unas gelatinas y las deliciosas macitas de la abuela. como laucha vive a diez cuadras, lo despedí en la puerta y lo vi alejarse a pie, con un paso cansado, hasta que desapareció en la esquina.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo quiero la grabación...
me la pasás?

3:31 p. m.  
Blogger Martín H said...

hola manuloop!
un orgullo su visita. si voy el 27 a el nacional te lo llevo. sino arreglamos de otra forma.

saludos
m

10:04 a. m.  

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