sábado, agosto 11, 2007

Verano (fragmento, en construcción)

X

El pilarcito está caliente

porque le dio el sol todo el día,
incluso tiene la pintura descascarada,
y con las uñas la raspo para que caiga.
Eso porque no sé qué hacer,
y mientras uno espera tiene que hacer algo,
para hacer de cuenta que no espera.

A la altura de la ventana de Guadalupe
-en realidad ella no vive más ahí hace tiempo-
hay un perro que mea un canasto de basura
con la lengua afuera, y los ojos cerrados.
No debe ser del barrio porque no lo conozco,
y de repente, como si se acordara de algo
en lo que estuvo pensando toda la tarde,
el perro sale disparado, dando un ladrido,
hasta que desaparece en la oscuridad.

Y todavía no pienso en la luna
que estalla blanca en el costado superior derecho
de este cuadro que es esta calle en una noche de verano,
en la vereda de enfrente, del lado Márquez,
en el pilarcito que me separa de la tierra,
porque no sé bien que pensar,
porque pienso que si digo algo sobre ella
voy a repetir cosas ya dichas, o sea:
la miraría desde una forma de mirar
y borraría su singularidad y la mía.
Porque para mí, la luna, en esta noche
es un pedazo de cartulina blanca,
recortado prolijamente con tijera
sobre los bordes que trazó un compás.
Pero mejor no lo digo.

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