viernes, abril 21, 2006

exorcismo

Te pedí que buscaras el poema que te había mandado; lo encontraste y en ese momento se me ocurrió la fórmula para exorcisar definitivamente tu amor: la lectura. No te negaste, y lentamente, un poco entrecortado, comenzaste a leer el poema. Tus palabras fueron borrando las escritas y el mapa de mi amor no correspondido fue desapareciendo del espacio y del tiempo. Terminaste, se hizo una pausa y sentí que el mensaje te había llegado. No quería más que eso. La carta había llegado a destino y el cartero debía seguir tocando timbres y entregando otras cartas.