viernes, agosto 17, 2007

VERANO (fragmento, en construcción)

XX

No me extrañaría
que de repente empezara a nevar,
aunque sea verano, esta noche,
porque todo cambia en un segundo,
y del calor agobiante a la nieve,
no hay más que dos pasos de distancia.
Incluso se siente en el aire
-aunque todavía no pase nada-
el olor que hay antes de la lluvia,
esa mezcla de tierra y pasto,
y una densidad que se siente al tacto
en la yema de los dedos
y se escuchan muy lejos los tambores
que anuncian con ritmo de carnaval
la llegada de las nubes y el agua.

Cuando llovía mamá me llamaba
para que entrara rápido
porque me quedaba con la mente en blanco
-ahora lo sé, como un oriental-
mirando los globitos que hacían las gotas
al caer en el piso de cemento del patio.
Se inflaban para ser caparazones de tortugas
invisibles, translúcidas, y se deslizaban a la deriva
como botes de cáscara de nuez sonámbulos.
Las gotas nuevas hundían los barcos.
Eran puros naufragios,
capitanes muriendo en su ley de mar,
hasta que se los tragaba la alcantarilla.

Y en las vacaciones en el mar
me quedaba toda la tarde
esperando ese segundo
en el que el mar se calla,
deja de zumbar en el oído,
se detiene y todo parece una postal,
un rectángulo de cartón escrito a mano
con una foto de un lugar irrepetible,
porque las fotos inventan un lugar y un momento
que no se puede repetir ni posando.

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3 Comments:

Blogger maría fernanda said...

buenísimo, soy fan de verano!
Besos

6:34 p. m.  
Blogger Maria Coca said...

Cuando la lluvia asoma y es verano, todo se ve de diferente manera. Es cuestión de un segundo, pero la magia existe.

Besos desde mi orilla.

7:36 p. m.  
Blogger Ladybug said...

recuerdo que una vez comenzó a llover a las tres de la tarde en pleno enero hacía muchisimo calor y nos fuimos todos los chicos del barrio a jugar bajo el agua en el medio de la calle. Del agua salía un vapor terrible por el calor del asfalto.
Yo era muy chica pero cada vez que llueve en verano me acuerdo de eso.

11:15 a. m.  

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