IX

La noche no es ningún recreo
los objetos coloreados de gris
son más complejos y no alcanza
mirar sin hacer foco,


cuando me despierto exaltado
y no sé qué hora es
tampoco sé cuál es mi cuerpo.

VIII

La siesta bajo el techo de la carpa
es igual a dormir en el palier de un edificio
esconderse del calor, evitar
prenderse fuego como un caracol con sal,


si mi cuerpo fuera más rápido
podría desafiar a mi sombra
dejarla atrás para siempre.

VII

Mi cara en el lago es el escudo
de una bandera flameando en un mástil
un pez se me mete en la boca
nada hasta que desaparece entre las piedras,


si la noche fuera más liviana
podría dormir algunas horas
para descansar de mí.

VI

Es difícil materializar la energía
pero acá se ve: son esas nubes que esconden
el pico nevado de la montaña
esa espesura cremosa que anula,


el espanto es el grito
que nadie escucha
balbucear como en una pesadilla.

V

El lago es el milagro, un espejo
donde la realidad se parte en dos
y se repite de un lado en forma estática
del otro, modelada por el viento,


si alguien me garantizara
que mis gritos traerían ayuda
gritaría hasta reventarme la boca.

IV

Un camino de tierra
bordeado a los lados por pasto
al final de los pasos un cartel
que indica dos direcciones erradas,


sin las carpas, desnudo
un camping es un campo de batalla
el recuerdo rojo de una lucha.

III

Despista el sol poniéndose por allá
y la luna reflejándose en el lago
la duda es si el cielo está en el agua
si las montañas suben o el sol baja,


un camping cuando descansa
es una plaza llena de estatuas
imágenes translúcidas de la tarde.

II

Por una carpa, el sobretecho flota
soportando el sol, la lluvia, el rocío
adentro falta el aire, olor a plástico,
olor a acá no es afuera,


de mirar ni un reflejo
quedó en mis pupilas ennegrecidas
negro sobre negro, negro.

Cuando un camping descansa

I

Despacio ahoga el duro suelo
la nariz en el pasto húmedo
de mañanas heladas en la escarcha
la dirección de los pies sin uñas,


siempre que pasa una hormiga
después pasa otra
y no es casualidad, sino un sistema.

María Pía Herrera y Camila Herrera, primas

Verano (fragmento)

XXVI

Es verano para festejar,
para alzar los brazos
como si sostuvieran una copa,
pero miro para un lado y después
para el otro, sin marearme,
de la misma forma en que digo que no
cuando estoy enojado, para ver si pasa algo
o alguien nuevo y que me saque una sonrisa
acá, en esta noche de verano, acá
en el pilarcito del fin del mundo,
con los poros tan abiertos
-abiertos como la noche-
que si un mosquito lo intentara
podría entrar dentro de mí y picarme
pero al revés, del otro lado, desde la piel
y yo no sabría cómo rascarme,
ni dónde hacer la cruz con las uñas,
ni cómo explicarle a mi abuela
que un mosquito se me metió en el cuerpo
y me picó desde adentro.

Universo y duele

Universo y duele, el quinto libro de poesía de Martín Herrera, es una invitación a pasar a otro espacio y a transitar diversos registros. El libro está dividido en cinco partes que incluyen poemas con raíces discursivas similares: Laboratorio, Todo lo que tenga que ver con el sol, Universo y duele, A la piedad con luz, Amor en potencia. Cada una tiene su identidad bien definida, pero hay tensiones que se repiten a lo largo de todo el poemario. Leemos en tres poemas distintos: "detrás de la puerta / está el universo y duele", y también, "puertas en todos lados / en el baño en la cocina en el comedor para entrar para salir para comer", y como cierre revelador "los escombros de una tarde / se apilan en la puerta / para no dejarme salir". Puertas dirigidas al universo desde el universo: puertas que no se pueden abrir.

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Series

Los días al sol sin medallas

Las manos gastadas

Aquel mundo irreal

Nahuer - La película del macho

www.nahuer.com.ar

Esto se desarma
los soldados se desangran
y en el tobogán chocan los niños.
Todo es un desorden
mi cabeza distorsiona sin llegar
a la útil compulsión de que todo es ficción
y no debo cambiar
este papel del más borracho
y la película del macho no perdurarán
Pongo el pecho a las balas
desconsuelo en mi almohada
y la realidad me despierta al otro día
vende drogas no me fía
y se vuelve a ausentar.

Y voy a irme sólo sin decir adiós.

El féretro - Todos tus muertos - 1988

Toda la recámara olía a muerte
pero el aire particular del féretro
me hacía daño.
No me podía mover
contemplaba fijamente
el cadáver rígido
extendido, en el féretro.

comolosindiosmemiroalespejoyfestejoelreflejo