jueves, marzo 31, 2005

Metablog

Esta empresa convierte el blog de cualquier humano que esté dispuesto a pagar unos dólares en libro. La idea atenta contra el concepto hipervincular del blog y lo condena a morir en la quietud del papel.
No todo texto está escrito para ser libro.

Herencias (genéticas)

El archivo fotográfico de la abuela es tan amplio, variado y azaroso (en el sentido de que pueden aparecer fotos de cualquier lugar o persona, pero no en la causa de las tomas, ya que siempre responden a la lógica de los cumpleaños, o los viajes, o las reuniones familiares; o sea, no hay fotos de momentos no significativos) que hoy a la mañana, mientras charlaba con el abuelo sobre cómo la había pasado en Merlo, se apareció con un álbum en la mano que tenía imágenes de esta ciudad. En ellas se los veía posando con el valle adonde está Merlo de fondo, en un country en construcción (las fotos eran de hace doce años), en la plaza principal, donde comimos helado con los chicos y vimos revolotear a cientos de pájaros negros en un árbol de copa frondosa, en la puerta de la heladería Cunto, en el cartel de la entrada a la ciudad, en la puerta de la municipalidad, en los arroyos que se graban caprichosamente en la tierra y en otros lugares.
La abuela prometió buscarme más fotos para el lunes. Le comenté que encontré en internet la filmografía de Linda Lorena y le pregunté si sabía algo más de ella, de por qué había elegido la actuación, de cómo empezó, pero no recordaba nada.
El martes pasado (cuando la abuela Beba llamó para hablar con papá) le dije que traiga a casa todas las fotos que tenga.
La curiosidad en la familia (el único que visitó el blog y lo criticó favorablemente fue Hernán) de mi repentino interés en nuestro pasado está creciendo. Por ahora contesto solamente que quiero saber. Me da un poco de pudor y fiaca mostrarles este blog. (que ya es complicado de explicar su funcionamiento y sus porqués a gente de mi edad, porque a pesar de que millones de personas bloguean, otros tantos millones desconocen su existencia)

martes, marzo 29, 2005

Herencias (genéticas)


Joseph Ertelt (mi bisabuelo) haciendo graffities.

Anoche dormí en lo de la abuela y como tenía planeado, después de cenar (ya a las doce de la noche) le pedí que me mostrara la colección de fotos de la Oma Anna (que ya había visto hace un tiempo, pero que ahora quería seleccionar para ponerlas en el blog y para poder seguir con las historias de mis bisabuelos). El álbum estaba en orden cronológico, pero muchas fotos estaban mal puestas y al pasar de hoja se caían y perdían su lugar en el tiempo. La abuela estimó que el álbum propiamente dicho (no las fotos, que son más antiguas) tendría cincuenta años de vida: “los álbumes antes eran así”, tapa dura, apaisados, color bordó, muy grandes). Sin que yo le pidiera (pero sabiendo que iba a ser así), se paró a mi lado y empezó a contarme la historia de muchas de las fotos. También aproveché para sacarme las dudas y comprobar si mis recuerdos plasmados en las anteriores Historias (genéticas) eran acertados. Descubrí que no. Algunos datos los mezclé, otros los cambié, otros los desconocía, otros los inventé. Aquí la corrección de las erratas y algunos agregados de color:

-El Opa José, no nació en Güssing, (que queda en Austria, Bürgenland, de donde es oriunda la Oma Anna, de ahí la confusión) sino que nació en Hannover, Alemania. Nuevamente le pregunté a la abuela si sabía algo de sus padres y me dijo que no, que José fue criado por unas tías y desconocía que había sido de la vida de sus progenitores.
-También le consulté por el nombre: siendo alemán no podía llamarse José así escrito y nada aseguraba que su verdadero nombre tenía que ser la traducción del último. Se llamaba Joseph Ertelt.
-Como se ve en la foto, a mi bisabuelo le gustaba pintar las piedras de las montañas que visitaba. Me llamó la atención que escribiera Boca y le pregunté a la abuela si era hincha de ese cuadro. Me dijo que no, que seguramente quería denotar el lugar (La Boca). Los números indican las fechas en las que estuvo en ese lugar. Por la presencia de tantas fechas, dedujimos que el lugar era San Marcos Sierra, donde ellos tenían una casa de fin de semana que vendieron cuando ya no estaban bien de salud para viajar.
-Joseph, después de vender la fiambrería tuvo un bar que cerró rápidamente porque era muy agotador, según recordó mi abuela. Me dijo la dirección, pero no la recuerdo.
-En el barco trabajaba de mozo y vestía siempre un delantal blanco.

-La Oma Anna (con doble n) era de Güssing y “se conoce que eran compinches” con el tío Gustavo (Gustav) y por eso siguió los pasos de su hermano y cruzó (dos años más tarde) el océano.
-Su apellido era Marakovitz y tuvo problemas con el pasaporte porque la habían anotado como Marakovich.
-En total eran (cree la abuela) cinco hermanos. Su padre murió después de la guerra, al llegar con lesiones graves.

-Gustav, que tenía un hermano gemelo en Austria, se había casado con la tía Iutzi, de quien tengo bastantes recuerdos de visitas a su casa (era ciega y vivía sola en una casa grande). Su hermana tenía una hija que ayer cuando pasamos por su foto, la abuela me dijo que era actriz. Yo recordé haberla visto alguna vez, tal vez en casa de la tía. Linda Lorena era su nombre artístico y filmó cuatro películas entre los años 1946 y 1949. Las razones de su desaparición pública las desconozco. La abuela dice que era muy hermosa.

lunes, marzo 28, 2005

Volver

El plan era salir a las diez, pero nos retrasamos una hora ultimando detalles y organizándonos. Las partidas tienen siempre el sabor amargo de abandonar el lugar que nos cobijó en los últimos días y el sabor dulce de volver a casa, a lo propio. En mi caso estaba el aliciente de que primero iba a pasar por lo de N.
Viajamos nueve horas. Hicimos el mismo camino hasta antes de llegar a Pergamino, cuando agarramos otra ruta que nos hizo llegar a Luján. El cambio se debió a que el otro camino debía de estar congestionado. La ansiedad de llegar me hizo estar un poco molesto en el viaje.
Toqué el timbre de N con miedo. Me atendió la hermana, saludé a sus padres y subí las escaleras hasta su cuarto. Ella estaba fría y esperando lo que yo le iba a decir, por eso estaba atenta a mis movimientos para poder moverse en consecuencia. Le conté un poco de mi estadía en Merlo y le dije que la razón de mi presencia era que quería volver a estar con ella, que las cosas podían ser de otra manera, que no quería mirar el pasado, sino el futuro y que no veía posibilidad de estar mal, que todo iba a salir bien. Me dijo que estaba segura de su decisión, que no quería volver, que ella no podía dejar de mirar el pasado (sólo lo malo del pasado, porque nuestra relación está llena de momentos felices) y que era una postura que no podía cambiar. Lloré (no para conseguir algo, sino naturalmente) y le insistí, pero no hubo caso. Le dije que no podía escucharla hablar así (seca, fría, como si yo fuera un extraño, lejana) y además, tenía que ir a casa para saludar a los viejos.
Apenas llegué la llamé. Le dije que no me iba a rendir. Me pidió que no la odie. Le contesté que otra cosa no podía hacer, que ella era la única que podía darme otra oportunidad y no lo estaba haciendo y que de ahí a odiarla había un camino estrecho.
Todavía tengo esperanza y ganas de no darme por vencido. Ya veremos que pasa en unos días.

Sábado, la noche

Nos levantamos al mediodía y estuvimos un rato en el agua y al sol. A la tarde fuimos a un barrio cerrado (en construcción) que tiene acceso a unas cascaditas pobladas de piedras. Después, dimos unas vueltas por el centro de Merlo y tomamos un helado en la plaza principal (con su Municipalidad, Comisaría, etc.). Ahí mismo le pedí el celular a Poli, me alejé unos metros y llamé a N. Le dije que el domingo a la noche estaría llegando a Buenos Aires y que si ella quería, podía pasar por su casa. Me dijo que sí.
En la feria de artesanos compré unos dulces para llevar a casa y busqué sin éxito unas sandalias que N me había pedido hace varios meses y nunca las conseguí. Volvimos a Bele Aike a cambiarnos y regresamos al centro para cenar. Todos los lugares estaban llenos y había cola para esperar por una mesa. Decidimos buscar un restaurant menos poblado y entramos en uno que estaba más alejado del centro. La atención era mala: había más mesas de las que los mozos podían encargarse y seguramente, un solo cocinero. Después de una hora y media nos trajeron los pedidos en tandas. A Laucha le llegó la milanesa veinte minutos más tarde que las papas fritas y la rechazó. Pablo y yo esperamos dos horas por la parrillada hasta que le preguntamos a la moza y dijo que se había olvidado de pedirla. Entonces, pedimos la cuenta y en menos de dos minutos lo que faltaba estaba en la mesa. La dueña del lugar ofreció chivito para resarcirnos. Le dijimos que lo traiga por decir algo y pagamos sin esperarlo. Cuando ya nos habíamos levantado (Laucha estaba escaleras abajo, Pacho lo seguía de cerca, Pablo, Poli y yo un poco más retrasados) la mujer vino con la bandeja y nos obligó a sentarnos. Lo comimos y nos abalanzamos hacia la puerta sin darle oportunidad de retenernos nuevamente.
Como antes de ayer había ganado en la ruleta, los chicos (y también yo) querían comprobar (porque yo hacía alarde) si mis dotes para el juego eran reales o no. Jugamos como una hora y me saldo fue positivo. Gané cuarenta pesos, ante la incredulidad de mis amigos. Si bien el dinero ganado no era tanto, había que tener en cuenta que las fichas eran de dos pesos y ganar sumas altas era dificil.
Fugaz por mi mente, como una predicción, pasó la frase buena suerte en el juego…
Ya eran las dos de la mañana y Poli quería dormir bien para manejar descansado al otro día. Los otros fueron a bailar. Yo acompañé a Poli y por eso puedo escribir estas líneas desde el silencio (con fondo de grillos) que reina en San Luis.
El plan es salir cerca de las diez de la mañana hacia Buenos Aires.

Irse

El jueves a la mañana nos juntamos en lo de Poli (Pablo, Pacho, Laucha y yo) para partir hacia Merlo. Después de diez horas y muchos pueblos dejados atrás como postes, llegamos a destino.
En realidad, la quinta de Poli queda en Carpintería, a pocos kilómetros de Merlo. El paisaje es conmovedor: las sierras Comechingones separan San Luis de Córdoba con sus distintos tonos de verde. Además, dicen que el aire de la ciudad tiene no sé cuántas partículas más de oxígeno (creo) en el aire y que esto genera un micro clima que finalmente repercute positivamente en la salud.
En la quinta hay un gran terreno lleno de árboles (hay muchos nogales que tornan el aire dulce), también hay varios metros cubiertos de monte, el desfiladero infranqueable de las sierras se ve desde Bele Aike, la quinta, y como plato principal está el tanque australiano que se alimenta (a través de un sistema de canales y filtros) con agua de las sierras.
A la noche fuimos al casino y gané cien pesos en la ruleta. Todos los chicos perdieron sus apuestas.
Hoy, viernes, nos levantamos antes del mediodía y tomamos sol hasta las primeras horas de la tarde, cuando almorzamos. Después, Poli nos llevó a Pasos Malos, una multitud de pequeños arroyos y cascadas que caen desde lo alto de las sierras y que se reparten irregularmente por toda su superficie, formando ocasionalmente unos piletones donde uno puede zambullirse en agua cristalina.
Cerca de las seis seguimos el camino asfaltado que asciende hasta la cumbre de las sierras y llegamos al mirador que permite ver todo el valle (desde 3000 metros de altura) y los conglomerados de pequeñísimas luces que marcan desde lo alto las ciudades. El atardecer se nos vino encima encandilándonos con distintos anaranjados y emprendimos el regreso.
Los primos de Poli cocinaron y cenamos todos juntos.
Todo el día estuve pensando en N y por momentos estuve malhumorado por este presente. Decidí que cuando vuelva a Buenos Aires le voy a proponer que volvamos a estar juntos. Tengo miedo de la respuesta.
Pasada la medianoche los chicos quisieron ir a bailar. Sin ánimos y por su insistencia, fui con ellos. Paramos en un bar (se llamaba Thelonious) que rebalzaba de gente. El recuerdo de N se instaló con plomo en mi cabeza y mientras los chicos buscaban mujeres, yo trataba de emborracharme sin éxito en la barra del lugar. Varias veces pensé en pedirle el celular a Poli para llamarla, pero sé que ella necesita estos días sin hablar, pero no creo que pueda resistirme.
A las cinco, uno de los primos de Poli volvía para la casa y yo me sumé. Los chicos seguían en el bar.
Mi miedo es que salga todo mal.

miércoles, marzo 23, 2005

Valija

Preparé la valija (en realidad es un bolso) para salir mañana temprano con rumbo a Merlo:

3 pares de medias
3 calzoncillos
3 chombas
1 remera
1 par de zapatillas
1 cuaderno (con fotocopias de la facultad)
1 birome
1 libro (2666, de Roberto Bolaño)
1 bolsa de dormir
1 toalla

Metablog

En esta nueva sección se hablará (por boca mía o de otras fuentes) de las condiciones y posibilidades comunicativas, culturales y creativas de los blogs.
por Guillermo Piro
En la jerga de Internet todo tiene dos nombres: uno verdadero, sacerdotal, y otro falso, o sea familiar, privado, profano, que corresponde al reino de la utilidad y que es el que hace que el solo hecho de pronunciarlo o escribirlo coloque a quien lo pronuncia o escribe en un determinado firmamento, con un limitado número de satélites orbitando a su alrededor, en medio de un cielo de signos y códigos y saberes tácitos.Blog es la abreviación de weblog. La web es la “red” de Internet, mientras que log quiere decir “diario de a bordo”, cuaderno, libro de notas. Un weblog es un pequeño periódico, pero también un diario público y personal escrito, dirigido e interpretado por una sola persona. Contiene pensamientos, argumentaciones, cuentos, poemas, comentarios escritos por el responsable del blog, pero también noticias, reseñas, artículos y una selección de noticias, reseñas y artículos encontrados de otros blogs, y que tanto pueden provenir de periódicos internacionales como nacionales o sitios institucionales.

Estudios

La casa de estudios que me aloja es la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A. Empecé estudiando Letras y el cuatrimestre pasado decidí pasarme a Edición con la idea de retomar la primera, en tres años. La causa del cambio fue (seguramente errada) por temas laborales: pensé que tener el título de Editor podría proveerme de un empleo más acorde a mis gustos y no sentirme tan inútil en una oficina registrando números. Además, unos años después conseguiría la Licenciatura en Letras y mi currículum resplandecería. Todavía estoy en eso y recién para el 2010 (según mis cálculos) finalizará esta cruzada por el aprendizaje. Si fue una decision errada o no, lo dirá el tiempo (y también mi constancia y resistencia a pasear 10 años por esos pasillos lejanos).

Vacaciones Calafate – Chaltén Ene`05

Finalmente, después de dos meses, pasé a limpio las breves anotaciones del viaje que hicimos con los chicos en el verano.



Día 1, Sábado 1 de enero de 2005

-Llegada a Calafate.
-Acampamos en “Los tres pinos”.
-Visita al brazo del Lago Argentino con vista a la Isla desierta.
-Comimos sopa.
-Nos acostamos temprano.


Día 2, Domingo 2 de enero de 2005

-Tomamos un micro al camping “Bahía escondida” que queda a 7km. del glaciar Perito Moreno.
-Acampamos con vista a la pared sur del glaciar.
-Llegamos a PM bordeando el lago.
-Pasamos todo el día ahí.
-Volvimos caminando por la ruta, camino más fácil y más rápido.
-Cenamos fideos y a la cama.


Día 3, Lunes 3 de enero de 2005

-Volvimos al glaciar pero esta vez a dedo.
-Hicimos un paseo en barco para observar más de cerca la pared norte del PM.
-Almorzamos y contemplamos el glaciar todo el día.
-Cenamos y dormimos en el mismo camping.


Día 4, Martes 4 de enero de 2005

-Día de ocio en Calafate
-Comimos mucho, jugamos al básquet.
-Laucha, envalentonado por el amigo de Pablo, dejó curriculums en distintos hoteles de la zona.


Día 5, Miércoles 5 de enero de 2005

-Viajamos en micro a “El chaltén” (200km.)
-Acampamos en “Madsen”, un camping gratuito.
-A pesar de la lluvia fuimos caminando a “Chorrillo del salto”, una hermosa cascada.
-Por momentos hubo sol.
-Volvimos y fuimos a “La chocolatería”
-A la noche cenamos en “El muro”, un pequeño pub
-La mayoría se acostó a medianoche.


Día 6, Jueves 6 de enero de 2005

-Como amaneció con mal tiempo, dimos unas vueltas por el pueblo.
-A la tarde se despejó y partimos hacia Laguna Capri.
-Acampamos (gratis) y divisamos por primera vez el cerro Fitz Roy y cerros aledaños.
-Comimos y nos acostamos temprano.


Día 7, Viernes 7 de enero de 2005

-Salimos de Laguna Capri hacia Poincenot.
-Acampamos y dejamos los bártulos.
-Pasamos por Río Blanco y subimos a la Laguna de los tres, tras una subida muy empinada.
-Desde ahí se veía muy cerca el Fitz Roy, la Laguna de los tres, la Laguna sucia y su glaciar.
-A la tarde descendimos.
-Cenamos y a la cama.


Día 8, Sábado 8 de enero de 2005

-Como estuvo feo, recién por la tarde fuimos al glaciar Piedras blancas, tras una subia empinadísima.
-Cenamos y por la noche el fuerte sacudió mucho las carpas.


Día 9, Domingo 9 de enero de 2005

-De Poincenot a D`agostino, después de 4 hs de caminata.
-Tomamos sol y fuimos a la Laguna Torre y su glaciar.
-Poli se bañó en la Laguna Madre que estaba helada.


Día 10, Lunes 10 de enero de 2005

-Al mediodía regresamos a El chaltén.
-Dormimos en Madsen.


Día 11, Martes 11 de enero de 2005

-Excursión a la Laguna del desierto.
-Vista del glaciar Huemel y su lago y una cascada perdida en el camino.


Día 12, Miércoles 12 de enero de 2005

-Nada.
-Jugamos al fútbol, vimos Kill Bill en El muro.


Día 13, Jueves 13 de enero de 2005

-Estuvimos en el polideportivo jugando al básquet y vimos el show de las chicas malabaristas.


Día 14, Viernes 14 de enero de 2005

-Por la mañana viajamos de regreso a Calafate.
-Dormimos en “Los dos pinos”, esta vez en unas económicas cabañas.
-Algunos fueron a bailar a “La toldería”.


Día 15, Sábado 15 de enero de 2005

-Día de compras.
-Poca actividad.
-Algunos salieron por la noche.


Día 16, Domingo 16 de enero de 2005

-Día de ocio, el ultimo.
-Por la noche, retorno a Buenos Aires.

martes, marzo 22, 2005

Herencias (genéticas)



Cada vez que el tío Victor venía de visita a Buenos Aires (vivía en San Nicolás) el abuelo Oscar hablaba de las épocas en las que vivían juntos en La Boca. Decía una frase con rima que no puedo recordar exactamente (y le pregunté a todos si la recordaban, pero no tuve éxito) pero que era más o menos así: "todas las mujeres terminan yendo al cotorro gris de Oscar H." El cotorro gris era una expresión similar a la de bulín. El otro día, recordando viejos momentos, mi abuela agregó a mi recuerdo, que al abuelo le decían el "gato de los tejados" porque parece que iba de techo en techo hasta llegar a las ventanas de sus presas. Beba me comentó esto con cariño y melancolía y no con celos.
Hace varios años (diez por lo menos y creo que fue su última visita) el tío Víctor vino a Buenos Aires. Almorzando, salió el tema de que la familia conservaba en algún galpón en San Nicolás algunos fusiles y boleadoras. Hernán y yo preguntamos exaltados si nuestra sangre tenía alguna herencia indígena, idea que nos encantaba. Los dos hermanos (ya canosos y con mañas) contestaron que efectivamente, los H. teníamos familiares que descendían directamente de alguna tribu indígena (no recuerdo si la nombró). Nos miramos y nos alegramos de ser un poco indios y confirmamos nuestra hipótesis de que sí lo éramos. Para ponernos más contentos, nos prometió que en su próximo viaje, traería las boleadoras.
Después nos levantamos de la mesa y cada uno se ocupó de sus asuntos, pero por alguna razón tuve que volver al comedor y ahí estaban los dos hermanos hablando en vos baja. Los escuché decir, riéndose en un tono imperceptible, que por los menos, Hernán y yo nos habíamos quedado contentos con el engaño.

A pesar de tener una vaga imagen de unas boleadoras en mis manos (que seguramente es un recuerdo errado, pero puede ser que revolviendo el taller del abuelo las haya encontrado) creo que éstas nunca llegaron a nosotros.

Herencias (genéticas)


Los abuelos bailando en otro carnaval, 50 años después.


En septiembre pasado, cuando Hernán nos visitó por primera vez, después de su partida a España, toda la familia se reunió para festejar la ocasión. Mis ganas de conocer los detalles de cómo se habían conocido mis abuelos, me llevaron a hablar del tema con ellos. (la abuela Elsa y el abuelo Eugenio y la abuela Beba, ya sin el abuelo Oscar) Beba vivía en Chilavert (enfrente de la estación, en un terreno grande que se vendió al morir su madre, Cándida y donde hoy funciona una fábrica. Su padre, Federico, ya había muerto muchos años antes. Trabajaba en los ferrocarriles) y aquel carnaval, allá por el año 1950, decidió pasarlo en Dock Sud, donde vivían unas primas. Como el viaje era largo tenía que pasar la noche allí. No es difícil imaginar la escena: el imaginario que poseemos de aquellos años es grande, dada la cantidad de películas y libros que retratan la época. Había muchas luces colgando sobre la calle, de un lado al otro. El clima era festivo y no había posibilidad de no divertirse. Las diferencias sociales estaban menos marcadas y la gente se confundía en un vaivén de olas que iban y venían, decorando las calles.
Oscar, que vivía en La Boca con su hermano Víctor (mi tío abuelo) concurrió al evento con una muchacha. Su nombre no lo sé y no importa. Mi abuela recuerda, orgullosa, que mi abuelo (ella le decía Quito) la vio y la invitó a bailar, abandonando a su otra acompañante. Ese fue el comienzo de un matrimonio que duró más de cincuenta años y me trajo a mí a este mundo de rebote.
Después me dijo que había un hecho curioso que valía la pena mencionar: su luna de miel, la pasaron en el
Hotel Normandie, en Capital, que aún hoy existe, en la habitación número 18. Parece que mis otros abuelos (los maternos), estuvieron en el mismo hotel y en la misma habitación para festejar la misma ocasión en el mismo año. (obviamente aún no se conocían entre ellos)
O sea, que mi humanidad, empezó a gestarse en la misma cama dos veces. Nada es casual.

Estudios

Ayer, como salí temprano de la oficina para empezar la cursada y como los práctios empiezan recién la semana que viene, tuve unas horas libres que usé para actualizar y organizar mejor el blog.
En Textos, puse un libro de poemas que armé para un concurso en España (que obviamente no gané) y un diario que escribí el año pasado y le da título a este blog.
En Links recomendados, agregué un nuevo link, Androides y posthumanos, el recién nacido blog de SK.
Las secciones fijas, parecen ser Sábado, la noche -narrará mis aburridas aventuras de fin de semana- y Herencias (genéticas) -contendrá todo lo necesario para crear un mapa de mí a través de la historia de mi familia- y hoy inauguro Estudios, que contendrá todo lo relacionado con la facultad.
Marketing Editorial es la materia que tuve ayer. Extraño un poco las materias de Letras, que no tardarán en volver a mí en unos cuatrimestres.
Le mandé desde mi casilla de email varios mensajes al celular de N. y quedamos en volver a hablar de nosotros después de semana santa, a mi regreso de Merlo, San Luis.

domingo, marzo 20, 2005

Domingo de lluvia triste

No me levanté tarde porque me fui más o menos temprano a la cama. El festejo terminó siendo un evento memorable para la mayoría. Las ganas de no hacer nada me dejaron sentado frente al monitor de la computadora toda la mañana. A la tarde arreglé con Pacho para jugar al paddle. Me ganó.
Antes, hablé con N por teléfono. El viernes la llamé y le dije de juntarnos a charlar, pero tenía facultad hasta tarde y prometió llamarme el sábado. Como no lo hizo, la llamé y la conversación duró poco porque ella estaba por irse. Continuamos hablando hoy y lo único que queda claro es que ella no quiere estar más conmigo.
Un domingo de lluvia triste como hoy no ayuda a olvidarla. Es un día ideal para estar acostados mirando películas. Pero ya no. Tengo que aprender a estar solo.

Sábado, la noche

Hoy festejamos (en realidad mientras escribo se desarrolla el final de la fiesta) en casa el cumpleaños de la abuela Beba. Mamá, papá y las nenas estuvieron todo el día preparando las cosas necesarias para la ocasión. Yo, como de costumbre, mucho no colaboré, salvo por el hecho de haber cortado el pasto con el viejo.
La idea original era ir a ver el partido de Handball de los chicos con Pacho, pero cuando vino para acá, nos agarró fiaca y además empezaron a caer los invitados y finalmente la abuela (era una fiesta sorpresa).
El festejo no fue uno más: se festajaban los ochenta años de la madre de mi padre. (y del espiritú santo, amén) Mamá logró algo que no se conseguía hace mucho: juntar a varios integrantes de la familia –entre ellos la hermana de mi papá y mi prima, a quien no veía hace diez años- y la noche fue amena. Lo cierto es que una vez más estuve la mayor parte del tiempo recluído en mi habitación, lejos de todos. Lo charlaba con Pacho a la tarde: a veces (casi siempre) me ponen incómodo las reuniones familiares y más ésta en la que las preguntas iban a ser más insidiosas, por ser familiares a las que veo poco y nada.
Pacho se fue a las nueve y yo le dije que no iba a salir con los chicos, sino que me iba a quedar en casa. Eso hice.

viernes, marzo 18, 2005

Herencias (genéticas)


En la foto: a la derecha, José, en el centro Ana y mi abuela, a la izquierda, un empleado.

El lunes empiezo la facultad y nuevamente –para achicar las distancias y no pasear por todo Buenos Aires, ya que ella vive en Capital- voy a quedarme a dormir en lo de la abuela Elsa algún día. Al principio, pensé que los encuentros –siempre de corta duración, por el horario nocturno de la cursada- iban a ser aburridos, pero después, pensé en sacarle provecho a la hora de la conversación con mi abuela, que siempre tiene ganas de charlar y de contar historias que inciden directamente en mi pasado y me traen a este presente. Al abuelo también le gusta charlar –y más que a la abuela- pero a esa hora él ya duerme. Pero en los brevísimos desayunos de las mañanas siguientes, él es el interlocutor autorizado y mi abuela trata de no entrometerse en su discurso hasta que el reloj indica que yo me tengo que ir y "Eugenio, cortala que Martín va a llegar tarde" y él me mira cómplice y se rie. Disfruto mucho de estos momentos porque son totalmente distintos a cuando ellos vienen a casa –todos los domingos- y yo me recluyo en mi cuarto y la verdad es que me espanto y no tengo ganas de conversar. Tal vez, por esta razón, decidí aprovechar los pernoctes en Saavedra.
El año pasado nuestras conversaciones de centraron –por mi influjo- en la historia de los padres de mi abuela. La historia de mi árbol genealógico conforma mi propia historia y conocerla me ayuda a entender más cosas. Mi bisabuelo, el Opa José, nació en un pueblo judío en Alemania. Mi abuela materna cree que era Gussing. Por alguna razón que ella no sabe, José vivió desde chico con unas tías. Se supone que sus padres murieron y él quedó tempranamente huérfano. Que mi abuela no sepa con certeza la historia de su propio padre me llamó la atención, pero sé que antes las relaciones eran distintas. Los padres –y más los europeos: claro, las guerras- eran recelosos de su pasado y los hijos tampoco preguntaban, todo era secreto.
Lo cierto es que José cobró un dinero –tal vez una indemnización por despido- y decidió invertir sus billetes y su tiempo en recorrer América. Se subió a un barco y las olas lo trajeron a Argentina, no está claro si fue por decisión propia o por casualidad, en el año 1920, aproximadamente.
Acá viene el detalle de color de esta historia y es la razón por la cual mi bisabuelo –ávido por recorrer el continente- terminó quedánsose en Argentina: una tarde o una noche descampada lo asaltaron y le sacaron todo el dinero que había traído. Sólo, sin dinero, sin casa, sin conocidos y sin recursos, tuvo que ponerse a trabajar. Las casualidades de la vida hicieron que el alemán asaltado conozca a mi bisabuela, la Oma Ana, que había desembarcado en Buenos Aires junto a su hermano Gustavo (mi tío bisabuelo, un tipo flaco, alto y fumador) tras huir de la incipiente o ya avanzada Primera Guerra Mundial. También ellos venían de Alemania.
Al tiempo se casaron y los ahorros que consiguió juntar José le permitieron poner una fiambrería en La Boca. Mi abuela dice que su padre tenía por principio, la costumbre de ahorrar al menos, el diez porciento de su sueldo y parece que así junto todo el dinero para poner semejante local lleno de jamones, quesos, salames y demás.
El tiempo se encargó de que nazca mi abuela –en 1934- y de negarle la vida a sus dos hermanos. Ambos murieron a los pocos meses de nacer por alguna enfermedad de la época. Por alguna causa –muchos años más adelante, no sé cuando, estimo que en los sesentas- José vendió el negocio y consiguió otro trabajo, que consistía en alguna tarea propia de los barcos. Lo cierto es que él se embarcaba y pasaban varios meses antes de volver a tierra firme con su familia. Mi abuela no me supo explicar qué es lo que hacía exactamente y creo recordar que en uno de esos viajes él aprovechó para visitar –o intentarlo al menos- a lo que quedaba de su familia.
José murió en los años ochenta, justo cuando yo estaba naciendo o dando mis primeros pasos.
De la Oma Ana no sé mucho, tendré que preguntar. Ella falleció unos años después que su marido.

Herencias (genéticas)

Este es un poema escrito por mi abuela para las "chicas" que cuidan a
su hermana (mi tia abuela: la tia chocha) en el geriátrico.

En este hogar
Donde hay tantas abuelas
Pido un aplauso
Por ellas y a las
Chicas que las cuidan.

Las abuelas son hermosas
Y contentas siempre están
Unas cuidan las flores
Y otras tomates si hay.

A la hora de la comida
Todas presurosas van
Es que la comida es tan
Rica, que en la mesa
Quisiera estar.

Pido un aplauso a la
Cocinera, que tan rica
Sopa da y que te cuento
La pizza que dan
Ganas de llevar.

El día que hay tarta
Todas contentas están
Porque siempre piden
Una porción más.

Y cuando llega el
Miércoles día que
Juntas están
CRISTINA las reúne
a todas, les hace pasar
lindas horas y
alegres quedarán.

Y ahora todas atentas
Que algo hermoso
Vendrá, que las
Llenará de alegría
Y emoción ya que con
Mucho amor y cariño
La señora JUANITA
Todo lo preparó

Y ahora quiero agradecer
A todo el personal
Por su gran dedicación y amor
Que el niño Jesús
Los bendiga y les de felicidad.

martes, marzo 15, 2005

Sábado, la noche

En realidad, todo empieza el domingo al mediodía y después continúa en la noche del sábado. Sí, al revés. Me desperté el domingo a la una a causa de ruidos que no pude identificar, pero que bastaron para despabilarme. Tomé envión y quedé sentado en la cama preguntándome adónde estaba y por qué. Noté que mi pantalón estaba en el piso y que yo estaba tapado. No tardé en entender todo, o al menos una parte: estaba en la cama de la hermana de Santi. El último recuerdo que tenía era que había decidido subir a recostarme, pero sin intenciones de dormirme, después de tener una breve discusión con N en la cual yo arguía que ella tenía que estar conmigo porque era mi novia y ella contestaba que ya no. Entonces, un poco por bronca, un poco para que me siga (sin éxito), subí las escaleras y nunca más bajé hasta el mediodía.
La fiesta fue por el cumpleaños de Pacho y Santi. N llegó tarde, después de que el otro Santiago y yo abandonáramos la improvisada barra que teníamos a cargo para administrar el consumo de bebidas de los concurrentes. Nos desempeñamos bien (él haciendo daikiris y yo sirviendo cerveza y tragos simples) y no recuerdo haber estaba borracho durante la noche, sino que el hecho de despertarme sin saber adonde estaba y el malestar físico me dieron indicios suficientes para deducirlo. Es cierto, sí, que tomé una gran cantidad de cerveza y que en mi recuerdo el desarrollo de la fiesta se pierde y no tiene una hilación lógica.
Sé que hablé la mayor parte de la noche con Santiago (ya que compartíamos esos pocos metros cuadrados que actuaban de barra) y sé que ese (o esos) diálogos nunca existieron (por el tema y por mi estado: no puedo confiar en mi recuerdo trunco) y que fueron producto de mi imaginación y también conversé ocasionalmente con los bebedores que se acercaban a mí para satisfacer sus deseos de alcohol. (y todos sabemos cómo actúa un borracho y el agradecimiento que siente por su benefactor: las bebidas eran gratis)
También sé (más porque me dijeron que porque me di cuenta) que Bube hizo un monólogo delante de jóvenes poco dispuestos a escuchar a las dos de la mañana un espectáculo cultural (escuché los gritos histéricos de Bube intentando ser oido), que tocó la banda de percusión de Karen (escuché unos ruidos como a golpeteos en la pared o en una puerta, sin duda con ritmo), y que tocó una banda de rock (así me dijeron, pero no la recuerdo en absoluto: claro, cualquier cd podía reemplazarla en mis oidos). Y todo esto pasaba delante de mis ojos a unos diez metros. En fin, estuve distraído.
Entonces, con la luz de un domingo que ya había comenzado hace rato y sin rastros de la lluvia que se anunciaba para el sábado a la noche, me puse los pantalones y fui hasta el patio. Imaginé que Santi y alguno de los chicos estaban limpiando los destrosos que cien personas pueden dejar en un parque de 50 metros cuadrados. No me equivoqué salvo por que los que limpiaban eran Santi y sus padres, que habían dormido en lo de unos amigos para no molestar en la fiesta. Se rieron un poco de mí, les conté mis peripecias y les pedí que le hagan llegar mis disculpas a la hermana menor de Santi por usurparle su lecho.
Después, ayudé con la limpieza y me fui a casa.

sábado, marzo 05, 2005

El final

El problema es siempre el mismo: no se puede volver el tiempo atrás. Porque si se pudiera, uno no repetiría los mismos errores y reforzaría otros detalles y las cosas del presente se podrían modificar. Cambiar las cosas sobre la marcha no tiene mayores consecuencias. El daño, o quizás simplemente un detalle inofensivo, ya destruyó la armonía y el todo comienza a descomponerse poco a poco. Claro, toda vida es un proceso de demolición.
Una relación es algo que se forma cuando dos personas son pareja. Es un ente independiente de las otras dos partes. Se alimenta de las cosas que se van generando y determina los actos de ambos participantes. Estos tienen sentimientos por el otro, pero al tener que demostrarlos no llegan estos sin mediación: la relación es una suerte de colador por el que pasan estas emociones. O sea: todo depende de la relación; es el filtro de las pasiones. Es como la teoría y la practica.
Estoy seguro que fue un detalle pequeñísimo. No lo puedo recordar, pero desde ese momento todo empezó a corromperse. Nos amábamos. Creo que todavía nos seguimos amando, pero el estado de putrefacción de la relación era tan avanzado que nos superó: no tuvimos la culpa. La culpa la tiene la relación. Nuestro amor era perfecto. Jamás estuve tan enamorado de alguien. Jamás compartí momentos tan hermosos con una mujer. Jamás fui tan feliz. Jamás tendré recuerdos como los que tengo ahora y no se pueden borrar. Ya están grabados en la memoria por siempre.
Siempre te dije que el problema eras vos, que por tu manía de discutir y por no entenderme, yo estaba así. Pero, muchas veces pensé también que el problema era yo. Que soy una especie de inadaptado que no sabe relacionarse con las personas y que tiene miedo del futuro, de los compromisos, del mundo, del afuera. Y vos, a tu manera, me entendiste.
Pero esta vez es distinto. La relación no estuvo nunca tan mal como ahora. Volviste de las vacaciones con ganas de destruir lo que nos unía. No pudiste superar que yo haya ido con los chicos de vacaciones. Y lo peor de todo es que nunca te engañé, siempre fui fiel al compromiso que compartíamos, nunca te mentí. Además, en el sur, te extrañé como nunca, empecé a darme cuenta por primera vez que nuestro destino era estar juntos y formar una familia y envejecer juntos. Todos los días besaba tu foto. En esa, como en pocas, estás sonriente y mirás al foco con amor. Yo saqué la foto. Y aunque vos pienses que es mentira, mis pensamientos fueron sinceros y en verdad lo sentí así. Las cosas deberían ser de otro modo: tendríamos que estar juntos y felices. Es lo que soñé y a vos te parece fantasía.
Tampoco es que pienso que esto es un problema de ahora: los dos sabemos que hace tiempo que venimos mal, los dos sabíamos que esto podía terminar así. Y tampoco te echo la culpa a vos, pero tu actitud demoledora de este último mes fue derrumbando nuestro castillo hasta dejarlo sin sostén. Está bien: yo podría haber hecho un esfuerzo sobrehumano e intentar detenerte. Pero no lo hice. Ese es otro problema que teníamos: cada uno quería ver cómo el otro hacía algo para recuperar las cosas. Y los dos nos quedábamos esperando mientras todo se desmoronaba.
Y encima ayer, mientras yo lloraba, vos me mirabas ya lejana, sin ganas de consolarme ni de verme llorar. Ya estabas del otro lado, quizás ya lo estabas desde que volviste. No me quiero quedar con este recuerdo tuyo. No quiero que esa sea la última imagen. Prefiero recordarte dulce, frágil y hermosa durmiendo a mi lado. La idea de alejarnos me duele tan profundo que me lastima. Anoche viste mis lágrimas y sabés que son verdaderas. Son como esas lágrimas que vos te ahorraste llorar. Pero creo que es justo aceptar tu pedido de separarnos. Va a ser positivo de todas maneras. En la distancia vamos a poder darnos cuenta de nuestros errores y obrar en consecuencia para no volver a cometerlos y quizás, en algún momento volver a estar juntos. Yo le tengo fobia a alejarme de tu lado. Lloro y sufro mucho. Ahora tengo que descubrir si lo que me duele es tu falta o mis miedos.
Ya derramé muchas lágrimas: ahora tengo que convencerme de que ya no estás.