el otro lado
Tan mansa,
como la mirada de la luna,
que cuando me miras
desbordo
y las palabras salen fuera
del papel,
en ese universo que queda
del otro lado
donde duele y gusta.
Aquel mundo irreal,/donde las campanas/del templo suenan/y convocan/con el mismo llamado/a los ángeles/y a los demonios./Este mundo.
Tan mansa,
como la mirada de la luna,
que cuando me miras
desbordo
y las palabras salen fuera
del papel,
en ese universo que queda
del otro lado
donde duele y gusta.
Escupir las palabras atragantadas
en la boca
seca.
Liberar la mente de los pensamientos que martillan
los sentidos
aturdidos.
Componer el rostro y no apretar
los dientes
rígidos.
Recuperar el temple y detener el golpeteo
de las manos
inquietas.
Dormirse contando ovejas y soñar
con una eternidad
silenciosa.
somos lo mejor del mundo,
decíamos.
no puedo creer
que ya no lo seamos
y eso que pasó mucho tiempo.
me acuerdo verte preparando mate.
yo tirado en el patio.
tal vez ibamos a estudiar abajo del sol.
verte era la calma,
era la felicidad.
igual yo no tomo mate,
pero con vos probaba alguno.
en invierno me gustaba mirarte
con la campera y la bufanda
que como sos chiquita te tapaba la cara.
apenas se te veía,
pero yo te adivinaba.
cuando viajo en micro me acuerdo de vos,
de los días que pasamos en el campo.
el viaje eran menos kilómetros para verte.
se hacía largo
pero era como extrañar:
duele y gusta.
el beso que nunca pude olvidar
fue en la camioneta de pablo,
en navidad, en la puerta de mi casa.
tu boca tibia,
tus mejillas rosadas,
las lenguas hablaban dando giros.
cuando me fui al sur
me llevé una foto tuya
para besarla todas las noches.
no me olvidé nunca.
también te amé en tu foto.
lo más extraño es que lugares
en los que nunca estuvimos juntos
me hacen acordar a vos.
como si me hicieran acordar a vos
porque nunca los visitamos juntos.
o capaz porque lloré en todos lados
e imploré tu presencia,
pero vos no llegabas,
pero vos no venías.
y mis lágrimas esparcidas
me hacen recordarte.
mi lugar en tu cabeza es mío,
no me lo quieras robar.
es mío para siempre.
me lo gané.
son cosas que no se borran,
como las manchas de café.
siempre fuiste más linda
cuando llorabas.
recién llego de donar sangre
para la mujer de un compañero.
pinchazo, abrir y cerrar las manos,
y a los cinco minutos la bolsa llena.
un cura donó al lado mío.
charlé un rato mientras comíamos un alfajor
y tomábamos café,
para reponer fuerzas.
es increíble la paz que transmiten estos tipos.
como si fueran robots programados
para estar en paz.
tenía un libro dado vuelta,
se leía la editorial, surcos,
poesía, pensé.
después se sentó una señora mayor
en la mesa para tomar el café de cortesía,
y le dijo: "a vos te veo cara conocida,
vos das misa en tal iglesia",
pero prestaba servicio en un hospital,
el tornú, no sé cómo se escribe.
ella se iba a Roma en un mes.
salió el tema de la longevidad
y mencioné que mi bisabuela
murió el año pasado, a los 98 años,
fortaleza húngara.
el cura giró el libro
y en el lomo leí el título,
nacido de mujer,
o algo así,
no recuerdo el nombre del autor.
me pregunté por su sexualidad,
como si las lecturas pudieran marcarla,
pero ni siquiera me causó curiosidad.
el hombre estaba más allá,
en su sillón de calma y paz.
adiós, señora, adiós, señor,
adiós martín, me dijo el cura,
que sabía, mágicamente, mi nombre.
poli:
no sé, tuve parcial.
cojí un par de veces.
me emborraché.
vi a intoxicados en vivo.
escribí poemas.
estoy cerca de pagar la puta hipoteca.
jugué al teg.
fui a una fiesta en la horqueta.
hoy salgo con los pibes.
el sábado a la noche ceno en el club húngaro
por el cumple de mi tía abuela.
el domingo voy a ver a bochatón.
hoy tengo kinesiólogo.
tengo ganas de correr y no puedo.
a veces tengo ganas de cojer todo el día
y otras casi nada.
como mucha verdura.
viajo muchos kilómetros.
me pregunto varias veces al día
cómo llegué a ser lo que soy,
porqué tomé esos caminos y no otros.
tengo que hacer un TP para la facu.
hoy quiero sentir la paz que sentía el cura.
a veces me gustaría vivir solo.
tener mi lugar.
a veces un nidito de amor.
encontrar el amor de vuelta,
pero me parece que es imposible.
el amante ingenuo es el mejor.
ahora ya no sería lo mismo.
o capaz le tengo miedo al dolor.
me gustan los atardeceres rojos.
me gustan las musculosas de las chicas
y las minifaldas de jean.
y cuando tienen el pelo con ondas,
no rulos, ondas, y se mueve con el viento
como si tuviera vida propia.
una vez me enamoré del pelo de una chica.
flotaba en el aire.
la vi de atrás y no le miré el culo,
sólo el pelo, hermoso, flotaba.
a veces me gustaría compartir más.
vivir con mis amigos y contarles boludeces,
como antes,
pero cada vez los veo menos,
cada vez compartimos menos,
y el detalle ya no importa.
las preguntas se parecen más
a las que te hace un desconocido.
la profundidad es un charco de lluvia.
a mí me gusta el detalle.
eso que no se ve de golpe.
no sé si te sirve este panorama de mí,
poli, amigo perdido en la distancia.
tantos kilómetros corridos desde principio de año (y un poco de mala suerte) hicieron que mi pie izquierdo dijera basta, y acusara una lesión. fascitis plantar. la planta del pie se hincha, duele, y no se puede correr hasta recuperarse plenamente. en eso estoy. hace un mes que no corro. la hinchazón bajó, pero todavía duele un poco. ayer empecé las sesiones de kinesiología. te acuestan en una camilla, y mientras mirás la tele te hacen cosas en el pie.
primero algo así como electricidad (era igual a la sensación de tener el pie dormido), después laserterapia (un lápiz láser que se apoya en el pie, vaya a saber uno para qué), y por último, magnetoterapia, que es como si una gota cayera sobre un recipiente de metal, y este metal está a su vez apoyado en el pie, entonces pareciera que la gota cae directo en el pie. hoy no noté mejoras, pero según parece, los resultados vienen con el correr de las sesiones.
la lesión vino por no parar a tiempo. el 27 de agosto corrí una maratón de 24km en Villa La Angostura, a pesar de que ya me dolía un poco. tardé 2 horas 30 minutos, en un recorrido bellísimo. la primera parte era casi todo en subida, ascendiendo por una ladera del cerro Bayo, a ritmo lento por el desnivel, en medio de bosques nevados, subidas empinadísimas. el premio fue ver desde arriba paisajes increíbles. la segunda parte fue casi todo en bajada.
dos semanas después corrí la media maratón de buenos aires, 21km. como el pie me quedó dolorido, en esas dos semanas no corrí. la carrera fue muy buena, mucha gente, el día soleado, el microcentro mirado desde un domingo a la mañana y al trote. el recorrido lo hice en 1 hora 40 minutos, cinco minutos menos de lo que había planeado. desde ese día que no corro.
a fin de mes está la maratón de buenos aires, 42k, y me voy a perder de correr mi primera carrera larga. será el año que viene.
los globitos de agua en los charcos,
las gotas como recuerdos.
el olor de la lluvia
que trae consigo
una tarde de enero en la playa.
ella me había avisado
que iba a desaparecer.
era una sirena
pero yo no le quise creer.
entonces desapareció
y esa tarde de enero
abajo de la lluvia
la fui a buscar
para convercerla de que se quede.
la encontré justo antes
de que se largara a llover.
charlamos unos minutos
mientras el cielo se ponía negro,
muy negro, denso, negro.
me explicó que su risa
estaba en el vaivén de las olas
que tenía que nadar para sobrevivir.
la miré por última vez
porque sabía que con la primera gota
se iba a arrastrar hasta el mar
para desaparecer con la espuma blanca.
el rostro más exótico que vi,
el pelo ondulado, negro, denso, negro,
un brillo plateado en la frente,
una mirada de instantes eternos
y la voz que le salía del mar
no de su boca.
la gota en mi frente
y un movimiento invisible
convirtieron a la sirena
en un pedazo de mar.
el cielo seguía
negro, denso, negro.
me desnudé y corrí hacia el agua,
me zambullí y me llené de espuma.
intenté nadar mar adentro,
pero la fuerza de las olas
me devolvió a la costa,
como diciéndome adiós,
como diciéndome
este no es tu lugar.
Cuánta tragedia escondida
detrás de esa cortina de risas,
el velo de los ojos sonrientes
en verdad es la vertiente
de un llanto de hielo seco.
-Contaba cosas de duendes y hadas. Por eso me empezaron a decir Pity, como fantasía en inglés. Nunca me llevé materias: tenía facilidad.
-Ahora, a los 30 y con tanto rocanrol encima, ¿no te cuesta cada vez más levantarte?
-No, cada vez me cuesta más acostarme.
.....................................
-¿Pero al menos te cuidás la voz?
- Nah, al contrario, la rompo toda el día antes de tocar. Me gusta la voz bien reventada. Y encima me estoy quedando sordo.
.....................................
- ¿Sos rock?
- No sé... Antes tenía otra idea de lo que era rock. Hoy, para mí, rock es un chabón con un carro lleno de latas, de cartones. No ir en un 0 km. con anteojos.
-Pero, ¿y las groupies?
-Chicas pintan... Lo primero que te tienta son dos tetas pero al toque pero pensás ''uh, cómo habla esta mina''.
-Todo el tiempo creo que me va a caer un piano en la cabeza.
-El bien y el mal no existen. Me río de esos grupos que dicen que hacen rock n' roll porque tocan música de rock n' roll. Valoramos otra cosa: la actitud de lo que escuchamos y de lo que tocamos. El otro día lo fui a buscar a Felipe a la casa y tuve miedo de entrar a ese lugar. Es que me equivoqué de puerta... Está en el medio de Flores, donde sentís el olor a polvo a cinco cuadras. Eso es más rock que tocar rock, porque Felipe es un chabón muy abierto, que escucha de todo, desde música del norte tipo Sixto Palavecino a música celta. Ser rockero no es usar el pañuelito y fumar porro. Es una cuestión de actitud, y Felipe la tiene. Ahora que veo el cuadro de Rodrigo en esa pared, me parece más rockero que Juanse.
-El arte de hacer una canción es resumir en un par de palabras lo que a algunos les lleva tres carillas. Esa es la magia de decir algo. Mi única preocupación es que se entiendan las letras que hago. Homero es una canción que le hice a mi papá, o a los papas de todos. Sin embargo, tengo muchísimas más cosas para decirle a mi viejo. Y todo eso es lo que no está en la letra de Homero.
-En este disco hay un tema llamado Don electrón. ¿Es verdad que te llamaban así en la secundarla?
-Sí, es verdad. Es una canción muy vieja. Tal vez no es de las que más me copan, porque no me gustan las letras que no se entienden, y quizá Don electrón sea una de ésas. Otra un poco autobiográfica es Rodando por ahí: casi todas mis canciones lo son, no me gusta mucho hablar de los demás. ¡Tengo tantas historias en la cabeza que para qué voy a hacer una letra sobre otra persona! ¿No te digo que tengo casi mil temas? Podría hacer una canción por día.
-Lo, importante en este planeta es no molestar a los demás. No está bueno que te prohíban matarte, ni que te obliguen a hacer deportes porque es sano. Hace lo que quieras, pero no jodas a nadie.
-¿Son una raza?
-Más bien somos un estilo de vida. Nos llamamos así porque podemos hacernos cargo. Que sé yo, hay bandas que se llaman "Las fieras salvajes" y cuando las vas a ver no hay salvajismo, ni fieras... ¡Ni el domador quedó!
-Mirá, no soy quien para decir nada. Pero el otro día un remisero me llevaba a 'un lugar' y me decía: 'Loco cuidate, vos sos un pibe joven, pa pa pa'. Un sermón. Pero lo escuché. Y a los dos días chocó y se mató. Tampoco es que el más reventado entierra a todos. Pero que te cuides no quiere decir que vayas a perdurar.
-¿Cómo te metiste con el hip hop?
-Aprendí cuando me compré una batería electrónica. En mi casa, la dejaba seis horas sonando, agarraba el diario y me ponía a rapear con las noticias. Tenía que acomodar las palabras según venían, relataba las noticias que no sabía qué iban a decir más adelante.
-¿Te pasó de encontrarte con pibes que...?
-(Interrumpe) Sí, sí, un montón. Me quiero matar. Porque no quiero parecerme a nadie y no quiero que nadie se parezca a mí. Tengo una religión que no predico, soy el único de mi secta. Si querés parecerte a otro, cometés un error. O si pensás que por hacer lo mismo que hizo el otro, te va a salir todo igual. La vida no es matemática sino tener suerte, estar despierto, no meter la pata. Bah, en realidad, no sé nada de la vida.
-Estoy re acostumbrado... Al que roba, le cabe un tiro o la prisión. Al que se droga, le cabe caer preso cada tanto. Cada uno tiene su ley. No me quejo... Vivo en el planeta Tierra, algún boludo habrá escrito las leyes y tengo que vivir como alguien dijo que tenía que vivir.
-Me ayuda a pensar un montón. No es lindo estar preso, pero tampoco es feo. Me divierto mucho, porque le enseño a esa gente. No voy a generalizar, pero la policía tiene muchos prejuicios y discrimina demasiado. Creo que debe ser por el entrenamiento y el régimen que recibieron. Si a vos te pegaron cachetadas durante todo el entrenamiento, cuando te recibís lo primero que hacés es querer pegarle cachetadas a alguien. Yo les enseño y, ¿sabés que cada vez me tratan mejor? Las primeras veces... Desde que tengo 16 años firmo “Viejas Locas”. Mirá... (busca en los bolsillos de su pantalón, pero no encuentra). Cuando caés, te hacen tocar el pianito, y firmás todo. Yo puse “Viejas Locas”, como siempre. Más tarde, estaba durmiendo y escucho que me dicen: “Vení”. Me meten en un lugar, uno me pega una piña, caigo al piso y me empiezan a patear la cabeza. Eran como siete, veía los zapatos cómo me pegaban en lacara. No entendía nada. Me decían: “¿A vos te parece? Le hiciste perder tiempo (yo no tenía documento), ahora te van a tener que hacer todo esto de vuelta porque vos te hacés el loco”. Yo les dije: “Loco, la verdad, te perdono. Te tengo que perdonar para que aprendas”. Cuando vos los mirás fijo a los ojos y les decís: “Te perdono”, esta gente... Hay que ayudar a los débiles. Entonces, les dije: “Algún día te vas a dar cuenta de por qué te perdoné”.
-Al principio, cuando me mudé al barrio, todos decían -nunca falta el que critique- “éste va a venir a ensayar con la banda”. Al rato me tocan timbre y me dicen: “De tu ventana sale un olor a droga bárbaro”. “Bueno, está bien, cierro la ventana”, contesté. Otro día: “Che, bajá la música que no se puede dormir”. “Está bien, la bajo.” La gente que estuvo más perseguida con lo que yo podía llegar a hacer, ahora me dice: “Vos alegrás el edificio porque siempre estás pasando música”. Y yo paso música a lassiete de la mañana... La verdad es que ya no tengo que caretearle nada a nadie, hago las cosas y al que le guste, bien; al que no le guste, que no me mire o me las venga a plantear. Yo mismo les digo que cuando escuchen la música fuerte, me golpeen con el escobillón en la pared. ¿Sabés que nunca me golpearon la pared?
-El sol es eso que está ahí, ves, y brilla. ¿Qué será, un mosquito gigante? No es un sol, está a tantos kilómetros y está formado de tal y cual materia. Yo siempre digo que soy científico. No es que tenga tubos de ensayo en casa sino que creo sólo en lo que se puede comprobar a través del método y la observación.
-La mayoría de las canciones no son frescas, no son de esta época. Las tenía archivadas. La verdad es que no fuerzo la máquina de hacer temas, dejo que fluya, que sea natural. Hace más de un año que no hago ningún tema, no tengo ganas... Siempre les digo a los pibes que el día que me ponga voy a escribir 70 canciones, porque tengo unas rimas almacenadas en la cabeza que están a punto de explotar. Lo que tengo es vaguez (sic) de agarrar una lapicera. Las estoy guardando y me están pesando un poco, a veces salen para afuera y me piden que las anote en un papel.
–Una vez leí un reportaje a Skay, que me quedó grabado. Dijo que el mejor momento de una banda es cuando toca para 200 o 300 personas, cuando podés bajarte del escenario e irte de ahí con un amigo. A mí, el éxito y el dinero me hicieron drogadicto mal, por eso me quedó un poco de rencor contra el dinero y el éxito. No los quiero. Me provocaron una adicción muy grande al crack, una droga que no es barata acá y que cuando no tenés plata para comprarla te querés matar,
–Me parece que es al revés. La cumbia se copió del rock. No puedo creer que dos grupos de cumbia hayan grabado Quieren rock. No los quiero ni escuchar... La Argentina está cumbiera, muy tumbera y ésta es la parte del país que no me gusta. Que los guachos a los cinco años estén metiéndose presos solos.
-¿Hay un cantante que admires o imites por su rol en el escenario?
-¡Freddie Mercury, el último cantante en un escenario de rock! Y salía a cantar en calzoncillos, ni ropa necesitaba, ni anteojos, ni bañarse... Pero quedaría re pelotudo si te digo que imito a Mercury. Esa es una estrella que brilla más que el sol.
–¿En qué momento decidiste romper tu propio molde rockero e incluir hip hop, baladas, electrónica y reggae en tus composiciones?
–Eso no se decidió en ningún momento, lo decidieron las canciones. Hay canciones de este disco que son muy viejas, de cuando yo era pendejo y todavía no había aprendido a tocar la guitarra. Una señal, por ejemplo, era un tema que le había hecho a mi abuela, y El reggae de Mirtha lo escribí cuando iba a tercer año...
-Si se mueve es matemática.