Baño
No queda nada
más que el agua girando
hacia la derecha con ritmo
cansado hasta que se detiene
después de apretar el botón,
una muestra que no coincide
con lo previo.
Ahora olor a bosque de pinos,
verde con espuma
el agua detenida burbujeando.
Y de la pared sale un ruido
como que se está llenando
un depósito y al final hace un ruido
que indica que va a detenerse.
En el espejo del botiquín
una cara con los dedos
apretando un pedazo de cara
para que salga acné y no se note
esa mancha amarilla
que capta las miradas
y se quedan fijas
en ese punto y las palabras
pierden peso y todo gira
alrededor del grano pero nadie
dice nada y todos quisieran
decir: mirá ese grano, el pus,
todo amarillo, mostaza dijon.
Los dedos aprietan el pedazo
de cara y el espejo queda
manchado de golpe.
La misma cara llena de espuma
blanca esparcida por toda la superficie
haciendo las veces de barba canosa
en clave copos de nieve;
la afeitadora yendo de arriba abajo
dibujando surcos color piel
sin pelos que parecen verdes,
campos larguísimos bajo la luz
de una tarde de sombras
apenas antes de que anochezca,
y nadie sabría si llamarla noche o atardecer.
En el grifo se ve una cara deforme
del metal dorado naciendo líneas
que componen rasgos hasta que
si uno mira bien descubre
que la deformidad es un punto de vista.
Los pelos quedaron todos en el pecho
porque la cara está vacía y brilla
como si la hubieran lustrado con franela
y uno de esos productos nuevos
que mantienen los colores vivos.
En primer plano, ahora, la gota
en el mariposón de la ducha
formándose de a poco,
juntando restos líquidos de la cañería
para ser gota y caer de golpe al piso
de la bañera toda blanca
aunque hay algo de espuma
en el desagüe y pelos
pero nada que no se vaya pronto.
Y cuando la gota cae
hace un claro en la espuma,
un centro vacío que desplaza
la forma para ser fondo.
En el piso quedaron los restos
las prendas que vestían hasta recién:
un calzoncillo negro tipo boxer
con la ventanita a la altura del pene
para orinar de forma más práctica
asomando simplemente el órgano
por la ventana como si saliera a tomar aire;
las medias con las puntas rojas, manchadas
por la tintura de los zapatos
y los talones oscuros de caminar descalzo;
una remera en falsete, que aparenta ser dos
pero solo tiene cosida una manga
debajo de la otra, lo que da el efecto
de que hay dos remeras en el espacio
físico que solo puede ocupar una;
un jean azul, gastado, cortado en las rodillas
por orden de la moda: las marcas
de uso agregan valor estético;
y unas zapatillas con una estrella
roja sobre lona violeta
y los cordones desatados.